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Laura Gómez Cortés muestra orgullosa uno de sus poemas ilustrados, ‘Viaje a mi tierra’.
«Desde que salí de Olivenza a los 18 años aprendí a valorarla más y más»

«Desde que salí de Olivenza a los 18 años aprendí a valorarla más y más»

La oliventina Laura Gómez Cortés, afincada en Alicante, se aficionó desde joven a la poesía y ha escrito e ilustrado, entre otros, el poema ‘Viaje a mi tierra’

JUAN MIGUEL MÉNDEZ PEÑA

Sábado, 26 de mayo 2018, 10:06

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Laura Gómez Cortés (Madrid, 20 de junio de 1963) recuerda con nostalgia su infancia en Olivenza, donde estudió en el colegio de Santa Teresa, en las Escuelas Parroquiales del Sagrado Corazón y en el Instituto de Enseñanza Secundaria de la época. Después estudió en la Universidad de Sevilla la diplomatura de Trabajo Social. En el año 1987 comenzó su andadura profesional en el Centro Social de Base de la Plaza Alta, en Badajoz, dependiente del Ayuntamiento de esa ciudad. Al año siguiente se incorporó a los equipos psicopedagógicos del Ministerio de Educación, que empezaban entonces con el objetivo de apoyar la integración escolar de aquellos niños que, por su diversidad funcional, se encontraban marginados en centros específicos. Tras 10 años de ejercicio profesional en varios de estos equipos en la provincia de Badajoz y de Murcia, en 1997 ingresó en el Cuerpo de Profesores Técnicos de Formación Profesional, de la consejería de Educación de la Generalitat Valenciana, con su plaza de profesora en el histórico Instituto de Enseñanza Secundaria 'Figueras Pacheco', de Alicante. Desde entonces ha venido impartiendo allí un módulo de salud a sucesivas generaciones de futuros educadores infantiles. Según declara a este diario, actualmente vive felizmente con sus tres hijos, «que vienen y van», en una casa en el campo, muy cerca de la ciudad. Desde allí visita Olivenza siempre que puede.

- ¿Qué recuerdas de tu infancia en Olivenza?

- Recuerdo las amigas que venían a buscarme, o las que yo iba a buscar, las primeras Y las alcachofas que, cogidas al vuelo de la cocina como suculenta 'chuchería', íbamos comiendo por la calle con fruición. También recuerdo los juegos en el Paseo Chico en las noches de verano, mientras mi padre y mi madre se solazaban a la fresca en los veladores con sus amigos, o la caza de escarabajos con un palito... Recuerdo cuando, absortos en el juego, no aguantábamos más y corríamos a hacer pís 'detrás de la palmera', sin darnos cuenta, en nuestra inocencia, que aquel 'detrás' significaba también delante... A mi madre haciendo punto en el parque con su amiga en las tardes de otoño, mientras nosotros jugábamos en lo que entonces nos parecía un enorme e inexplorado parque, tras haber pasado por la pastelería (Casa Fuentes, la única de la época) a por una Isabela para la merienda a la salida del colegio. Recuerdo aquellas excursiones más allá del parque, al borde de la 'senara', límite de lo conocido, para ir a coger hojas de morera para los gusanos que atesorábamos y vigilábamos insistentemente en la correspondiente caja de cartón. Y también es inevitable rememorar aquellas emocionantes aventuras, de la mano de alguna amiga un poco mayor (12 años, tal vez), saliendo por la puerta del Calvario y rodeando el pueblo La 'imprenta', con su amabilísima Fini, tan solícita y paciente siempre, cuando me acercaba a comprar, con mi pequeñísimo presupuesto en pesetas, el regalito de cumpleaños para alguna amiga... Recuerdos, en definitiva, de ternura, inocencia e ilusión, recuerdos que reconfortan

- ¿Cuál es el motivo de que te afincaras en Alicante?

- Cuando salí de la primera infancia aparecieron mis deseos de volar del pueblo. Por eso siempre que pude aproveché la oportunidad: Sevilla a los 18, para estudiar; Londres a los 22, como 'au-pair'; Guinea Ecuatorial a los 25, como cooperante. En el 91, vivía y trabajaba en Badajoz, surgió la posibilidad de traslado laboral. ¿Adónde? Lo más lejos posible y junto al mar, por favor. Y allá nos fuimos tan felices, mi recién marido y yo.

- Recientemente ha salido a la venta en distintos puntos de Olivenza unas postales con una poesía ilustrada por ti. ¿Por qué la iniciativa?

- Desde que don Jesús, profesor de Lengua Castellana en primero de BUP, nos puso como deberes escribir una poesía y al día siguiente al entregársela no creyó que era mía, descubrí que aquello me gustaba. A partir de entonces he escrito mucho, casi siempre con triste destino en el fondo de mis cajones. Pero en el año 2005, hace ya 13 años, escribí e ilustré algo, fruto de mi amor por mi pueblo, de los innumerables viajes hechos hasta el momento desde y hasta Alicante y de una broma que pretendí gastar a mi amigo Julio, en conversación que estaba manteniendo a través del ordenador. Entonces me atreví a compartirlo entre amigos, en la revista de Ferias de Olivenza de aquel año, en mi cuenta de Facebook, en algún recital poético en el patio del castillo de Olivenza, en los colegios de mis hijos, en el instituto donde enseño hace 20 años

Ya en el año 2015, por lo naíf de las ilustraciones y por la temática (yo, volando por mí misma desde Alicante a mi querida tierra oliventina y encontrándome con lugares y rincones, con sensaciones, exclusivas de Olivenza) la ofrecí y envié a la biblioteca del pueblo para contribuir a la decoración del lindo rincón infantil que habían montado.

Hoy, todavía a unos pocos años de mi presumible jubilación, me encuentro dispuesta a deleitarme con actividades que me hacen disfrutar. La escritura y el dibujo forman parte de ellas, así como el hecho de compartir. De esta ecuación ha salido mi postal. Y, ya que le he cogido el gusto, me propongo sacar un librito pequeñito, que recogerá algunas otras de mis creaciones relacionadas con Olivenza.

- ¿Qué es lo que más echas de menos de Olivenza? ¿Vienes a menudo?

- A partir de que salí de Olivenza a los 18, empecé a valorarlo y degustarlo más y más. Hoy me inspira mucho mi pueblo (aunque nací en Madrid debido a que mi madre buscó el cobijo de la suya en sus momentos de parto), mi pueblo, por supuesto, es Olivenza. No hay más que leer mi poema 'Viaje a mi tierra', al que antes aludíamos. Vuelvo al menos tres veces al año, en mis vacaciones, además de siempre que mi hermano o mi padre me necesitan. A quien más añoro, sin duda, es mi a madre; lo que más me duele es su ausencia. Sin embargo, encontrar las caras conocidas, de toda la vida y el «entonses, ¿cuándo viniste?» me resultan tan acogedores, tan entrañables

- ¿Cómo ven a Extremadura en tu tierra de acogida?

- En el Levante español mucha gente piensa en Extremadura como tierra inhóspita y yerma. Antes de conocerme a mí claro está. Yo destaco siempre mi pertenencia a esta tierra y me encargo de que mis allegados destierren aquella idea, cuando les cuento de la intensidad de nuestra tierra, de la riqueza y de lo habitado de sus campos. Tanto es así que ya han ido para Extremadura en distintas ocasiones varios amigos, alojándose en el desaparecido 'Palacio de Arteaga' o en el 'Dosca' y volviendo siempre encantados del maravilloso 'descubrimiento'.

- ¿Transmites tu amor a Extremadura a tus hijos?

- Deseo ser capaz de transmitírselo, como parte de mi legado. Ahora son muy jóvenes y andan muy ocupados cada cual en lo suyo, pero estoy segura de que cuando lleguen a esa edad en la que se echa la vista atrás rescatarán mi pasión por mi pueblo y ellos, en mayor o menor medida, también volverán.

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