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Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, en su despacho del Obispado de Jaén. CEDIDA
«Siempre que puedo presumo de ser oliventino de San Jorge de Alor»

«Siempre que puedo presumo de ser oliventino de San Jorge de Alor»

A sus 72 años, monseñor Amadeo Rodríguez Magro desarrolla su labor pastoral como obispo de Jaén desde hace dos años, procedente de Plasencia, en cuya diócesis ocupó el obispado en el período 2003-2016 y donde fue nombrado Hijo Adoptivo

JUAN MIGUEL MÉNDEZ PEÑA

Domingo, 24 de junio 2018, 22:09

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Amadeo Rodríguez Magro (San Jorge de Alor, 12 de marzo de 1946) y desde el 9 de abril de 2016 es el nuevo obispo de la diócesis de Jaén. Nacido en el seno de una familia humilde, estudió en el seminario de Badajoz donde posteriormente sería docente y fue ordenado sacerdote el 14 de junio de 1970. Desarrolló su labor como párroco en Mérida, llegando a ser vicario de la archidiócesis de Mérida-Badajoz en varias ocasiones. Estuvo en Roma entre 1983 y 1986 estudiando Ciencias de la Educación, enviado por el obispo de Badajoz, Antonio Montero. Entre 2003 y 2016 fue obispo de la diócesis de Plasencia, donde el año pasado fue nombrado Hijo Adoptivo por el Ayuntamiento de la capital del Jerte. El pasado 23 de abril visitó su pueblo natal para oficiar la misa en honor del Patrón, San Jorge Mártir, acompañado de decenas de sacerdotes de la diócesis de Jaén.

- ¿Qué impresión se llevaron de la aldea los 40 sacerdotes que le acompañaron este año a San Jorge?

Suelo ir una vez al año a mi pueblo natal, pero este año los sacerdotes que me acompañaron se llevaron una impresión muy buena, pues vieron que es una aldea sencilla, bonita y típica del Alentejo portugués, con sus hermosas chimeneas, y les gustó mucho el ambiente festivo.

- ¿Qué recuerda de su infancia en Olivenza, en este caso en la aldea de San Jorge de Alor?

- Recuerdo todo, mis juegos, mis maestros, mis compañeros de escuela y amigos, mi parroquia, mis sacerdotes, mis vecinos y paisanos y, cómo no, de forma muy especial mi familia.

- ¿Hubo algún maestro o sacerdote que le marcó en aquella época?

- Sí, por supuesto, hubo un sacerdote que me quería mucho y yo a él, que me llevó al seminario de Badajoz y que se llamaba D. Álvaro Calleja. Mis amigos, los chicos de aquella generación lo recordamos con mucho afecto, porque casi todos los de un grupo de monaguillos terminamos estudiando, pues en aquel tiempo no era fácil viniendo de familias humildes. En aquel tiempo San Jorge de Alor tenía párroco propio, compartido con Santo Domingo de Guzmán, pero también traté mucho por aquellos años con los párrocos D. Luis Zambrano Blanco y D. José Hidalgo Marcos, con los que después fui sacerdote joven cuando ellos eran ya mayores.

- Oliventino de San Jorge de Alor, afincado durante años en Mérida, residente ahora en Jaén y también Hijo Adoptivo de Plasencia. ¿De dónde se siente realmente?

- Tengo mucha capacidad para integrarme, gracias a Dios, por lo que me siento muy a gusto allí donde estoy. Porque vivo al día (esto es muy importante, vivir al día) y, además, sin demasiadas nostalgias porque si no se malvive. Ahora mismo me siento muy jienense, como es natural, pero evidentemente recuerdo con mucho cariño mi tierra, mi pueblo... Hoy, por ejemplo, (14 de junio), estoy recordando mi pueblo, San Jorge de Alor, y mi diócesis, Badajoz, pues hoy hace exactamente 48 años que fui ordenado sacerdote; por tanto, hoy mi corazón lo tengo un poco puesto en el seminario de Badajoz, donde fui ordenado por la mañana, y en mi aldea, donde celebré mi primera misa por la tarde. No obstante, a pesar de los años, presumo siempre que puedo de ser oliventino, a pesar de que soy de San Jorge de Alor.

- ¿Qué es lo que más echa de menos cuando está fuera de Extremadura?

- Suelo ir una vez al año a San Jorge, normalmente por el día del Patrón, el 23 de abril. Porque uno ya lleva mucho tiempo fuera de la diócesis, más de 15 años, y además siempre muy ocupado... Yo no sé qué me pasa que mi vida tiene mil ocupaciones permanentemente, por lo que no tengo demasiado tiempo para pensar de dónde he venido y adónde voy, porque vivo al día... No obstante, yo siempre recuerdo con cariño Extremadura y, casi todos los días, suelo buscar en internet las noticias de nuestra región, especialmente en el diario HOY. Por fortuna, hoy internet y las redes sociales nos ponen al día de lo que sucede en mi tierra.

- El pasado año le nombraron Hijo Adoptivo de Plasencia. Parece que donde va parece que deja huella ¿Cuál es el secreto?

- Bueno, pues intentar ser de allí... Cuando he estado en Plasencia yo creo que he sido muy placentino, en la medida que puedo y sé yo me entrego con toda naturalidad y con sencillez a los demás. Parece que eso no va a causar ningún efecto, y sin embargo lo noto, porque hay gran cariño hacia mi persona... ¡Pues bendito sea Dios! Le doy gracias por ese cariño... En Plasencia me siento muy querido, tanto en la ciudad como en el resto de la diócesis.

Iglesia y sociedad

- Cada vez hay más párrocos que tienen que cubrir más parroquias a la vez. ¿A qué cree que se debe la crisis de vocaciones sacerdotales? ¿Cómo solucionarla?

- Está claro que hay crisis de vocaciones, pero lo vamos solucionando poco a poco como podemos. La mejor solución siempre es que hubiera más vocaciones. Pero esto siempre es un misterio... La vocación es una llamada de Dios y cada vez se pone más de relieve que es eso y sólo eso, no hay ninguna otra motivación para ser sacerdote. Antiguamente podría haber otra razón para ser sacerdote, pero ahora no hay más motivación que sentirse llamado por el Señor, porque uno puede ser lo que quiera en una sociedad como la nuestra donde, si sabes aprovecharlas, hay tantas oportunidades. El Señor sigue llamando... El secreto está en que haya más generosidad por parte de los cristianos, en general, de las familias cristianas y de los jóvenes.

- La Iglesia Católica está viviendo momentos inéditos con el papado de Jorge Bergoglio. ¿Cree que las reformas que plantea el Papa Francisco podrán llevarse a cabo?

- En primer lugar, las grandes y verdaderas reformas nunca se hacen de un día para otro. Sin embargo, hay que reconocer que las reformas que pide el «estilo Francisco», que es un estilo inédito y nuevo, está calando muy pronto. Pero también está teniendo muchas resistencias, porque no siempre estamos preparados para coger lo nuevo y lo que nos hace cambiar a veces de actitudes y de formas. Yo estoy descubriendo que poquito a poco la gran reforma de Francisco I va calando y va teniendo éxito. Pero, insisto, sabiendo que esto no es de un día para otro; cualquier reforma necesita tiempo y años, como cualquier reforma. Ha habido reformas más importantes que esta como la del Concilio de Vaticano II y, hoy por hoy, las reformas de dicho concilio no está aplicado suficientemente.

- ¿Cree la jerarquía eclesiástica que es cristiano que determinados sectores de nuestra sociedad se oponga a la ayuda al refugiado?

- Yo creo que la Iglesia tiene que pensar siempre en cristiano y con sentido evangélico. Por tanto, tiene que hacer oír su voz específica, pues nos pueden decir que en esto tenemos que ser 'políticamente correctos'. ¿Qué es ser 'políticamente correctos'? Aquí lo más importante es que seamos capaces de sumar poniendo nosotros nuestra voz y diciendo lo que creemos que desde el Evangelio y desde la fe debemos de hacer. Y, por supuesto, desde el Evangelio y desde la fe lo que se debe hacer es tener un corazón y una actitud de acogida de aquellos que nos necesiten... Y, desde luego, a estos hombres, mujeres y niños que salen de su tierra a esta aventura tan trágica (en la que muchos mueren en el mar), esta sociedad nuestra de bienestar de Europa no puede cerrar las puertas.

- Ante el reciente cambio de Gobierno de España. ¿Qué le parece que en la fórmula de promesa en la toma de posesión del presidente y ministros no estén presentes el crucifijo y la Biblia?

- A mí lo que me preocupa, de unos u otros, juren o prometan, tengan crucifijo o no tengan, es que cumplan y que sirvan a la sociedad. Que cumplan con su deber de servicio a la sociedad.

Vocación sacerdotal

- ¿Cuál es el momento más feliz que ha vivido como sacerdote u obispo? ¿Y el más difícil que recuerda?

- Ahora mismo no sé... Es una pregunta difícil... Pues momentos que puedan ser felices y emotivos en la vida, es el de mi ordenación sacerdotal, o cuando el 30 de agosto de 2003 fui ordenado obispo en la catedral de Plasencia, o el 28 de mayo de 2016 cuando llegué a la diócesis de Jaén y me ordenaron obispo de Jaén. También hay momentos difíciles, pues un obispo es una persona que está allí para acompañar y servir a los demás, por lo que cuando estoy cerca de las dificultades o dolores de las personas, pues llego, incluso hasta llorar junto a quien sufre.

- De no haber sido sacerdote, ¿qué profesión le hubiera gustado ejercer?

- Mi vida ha girado siempre en torno al sacerdocio, y ahí me he sentido muy bien... Y luego, como sacerdote, uno tiene que desarrollar tantas cualidades; por ejemplo, un sacerdote u obispo tiene que escribir mucho. Por ello siempre he sentido cierta admiración -otra cosa es que hubiera llegado a serlo- por los periodistas, una profesión que no me hubiera importado ejercer.

- Con su dilatada trayectoria pastoral, ¿qué le queda por hacer?

- Jubilarme cuando me toque (RÍE). La gente que me conoce bien sabe que vivo al día y, aunque tengo la edad que tengo, me siento joven. Y, además, no voy a cesar de hacer lo que toque con ilusión y creatividad hasta el último día. Quien está a mi lado lo sabe... Ahora mismo, por ejemplo, tenemos una gran asamblea diocesana donde van a participar un gran número de sacerdotes y seglares venidos de toda la diócesis; todo ese movimiento es necesario hacer para conseguir una Iglesia más participativa y más corresponsable por parte de todos. Hay que hacerlo y no me importa, tenga la edad que tenga.

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