juan miguel méndez peña
Sábado, 11 de febrero 2017, 23:25
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Siguiendo con las dinámicas previstas en el programa Reminiscencia puesto en marcha en 2013, la Residencia CASER y el Museo Etnográfico Extremeño González Santana de Olivenza han dedicado el mes de febrero a recordar las labores relacionadas con la matanza del cerdo tradicional y en la que se implicaron los usuarios de la residencia y familiares con los que compartieron además recuerdos y conocimientos.
El programa Reminiscencia', impulsado por la dirección del centro y la del museo, pone el foco cada mes en un oficio o tradición del pasado utilizando piezas históricas de los fondos del propio museo, recreando lo que se hacía en cada trabajo según los recuerdos de los mayores de CASER. Con ello se busca que los pacientes con demencias ejerciten la memoria y que el resto de personas internas, trabajadores del centro y familiares que participan se enriquezcan compartiendo recuerdos y la sabiduría que otorga la experiencia de una larga vida.
La estructura habitual del programa consiste en una primera fase en la que se exponen las piezas del museo en el pasillo central de la Residencia CASER durante varios días; en este caso, baños y artesas, máquinas de llenado, calderos y otros utensilios matanceros han formado parte de la muestra temporal de este mes abierta al público. En segundo lugar, se lleva a cabo la fase de manipulación de las piezas organizando un taller cognitivo con los ancianos, a través de dinámicas orales y/o escritas, proyección de películas o documentales relacionados con el oficio en cuestión, etc. Y, por último, se lleva a cabo un taller práctico que en este caso consistió en la realización de tareas propias de una matanza tradicional: cocinar las migas, preparación de aliños, picado y amasado de la carne, llenado de los embutidos
En palabras de Serafina Martín Cruz, terapeuta ocupacional del centro, «es sorprendente ver que personas que tienen gravemente afectada en su capacidad cognitiva recuerdan sólo con el olor a matanza que se desprendía en la sala y que residentes con severas patologías motoras se esfuercen y realicen las tareas que les plantean». Según informa a este diario, el pasado 9 de febrero en que se celebró el taller, las visitas médicas habituales a la doctora del centro se redujeron a un usuario que precisamente no participó en el taller, por lo que desde el centro se promueven este tipo de iniciativas que mejoran el bienestar y el ocio de sus usuarios.
La actividad está también coordinada por el director del Museo de Olivenza, Miguel Ángel Vallecillo Teodoro, quien afirma que «el abanico de posibilidades es amplio y el usuario recuerda porque tiene sobre la mesa una pieza que le evoca una situación de su pasado que revive en el acto y le da pie a transmitir lo que saben a los más jóvenes que vienen de colegios y campamentos, permitiendo que estos talleres adquieran un marcado carácter inter-generacional».
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