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Carmen Pilar y Celestina Mª Rodríguez, junto al retrato de su madre, Carmen Fuentes, en el mostrador de la tienda.
La saga de mujeres emprendedoras de Casa Fuentes y la Técula Mécula

La saga de mujeres emprendedoras de Casa Fuentes y la Técula Mécula

Celestina María y Carmen Pilar Rodríguez, junto a sus hermanos, conservan el mejor legado de su madre, Carmen Fuentes, y de su abuela, Celestina Martínez

juan miguel méndez peña

Martes, 30 de enero 2018, 00:41

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Al pasar por la oliventina calle Moreno Nieto, popularmente conocida como de los Baldosines, es inevitable entrar en Casa Fuentes y retrotraerse a una dulcería de pueblo tradicional, pero con reminiscencias de las mejores confiterías y pastelerías propias del noreste de Europa.

Príncipes, bautizos, fintos, bollos podres, imperiales, mixtos, negritos, blanquitos, piononos, sollamados, valladolides... Su rica variedad en dulces artesanos mostrados en sus escaparates y cuidadas vitrinas es el mejor reclamo de esta pastelería que no requiere de la moderna mercadotecnia olfativa por la que algunas tiendas emplean aromas artificiales para atraer a la clientela. Pasteles de Belém o de nata (también denominados cazuelitas), sericaias, capitolios, queijadas, capuchinos... De entre su interminable nómina de dulces portugueses destaca la Técula-Mécula, la famosa tarta de yema y de almendra -entre otros ingredientes- que ha puesto a Olivenza en el mapa gastronómico internacional en las últimas décadas.

Casa Fuentes es considerada hoy la meca del dulce en Olivenza y en su acogedora trastienda nos reciben Celestina María y Carmen Pilar Rodríguez Fuentes, la tercera generación de una familia cuyas mujeres han sido y son el alma mater de una pastelería que forma parte del paisaje oliventino desde 1942, año en que sus abuelos, Juan Fuentes Cordero y Celestina Martínez Suárez, abrieron la tienda y el obrador en el mismo local que hoy ocupa el negocio.

Origen de la Técula

Según les transmitieron, anteriormente regentaron una fonda en la que una vez se albergó un portugués que en pago por el hospedaje les dio la receta de la Técula-Mécula, que según varios historiadores proviene del recetario de un convento del Alentejo. Su nombre, de raíces latinas, viene a significar «algo para compartir» o «para ti, para mí».

«Nuestra abuela empezó en los años 30 a hacer y vender dulces típicos y tras abrir Casa Fuentes, tuvo trabajando en el negocio a sus sobrinos Castor, Paco y Luisa, quienes permanecieron en la pastelería hasta que se jubilaron», explica Celestina María, quien también destaca que su abuelo, conocido en la ciudad como Juanito 'El de la Fábrica', «tapó mucha hambre en los años de posguerra, dando a los pobres el pan y los bollos que no se vendían».

De la abuela Celestina, fundadora de la pastelería, Carmen Pilar destaca que era una mujer «inquieta y emprendedora», pues llegó incluso a comprar muebles antiguos para restaurar y vender; ambas hermanas se sienten orgullosas de que su abuela sea considerada una de las primeras empresarias de la ciudad, en unos tiempos difíciles en que la mujer tenía un papel secundario. «En aquellos años, su rectitud, exigencia, perfeccionismo y carácter independiente, fue lo que hizo que nuestra abuela superara todas las trabas y sacara el negocio adelante, siempre detrás del mostrador y de cara al público», apunta la nieta.

Carmen Fuentes

Con el fallecimiento de Celestina Martínez, en 1975, el negocio comienza a ser regentado por sus hijas Rosa (1933) y Carmen Fuentes Martínez (1934-2005). Por aquellos años los dulces de Casa Fuentes, habían adquirido prestigio fuera de la ciudad; entre otras razones, porque empezaron haciendo Técula Mécula para bodas y el boca a boca hicieron el resto, atrayendo clientela de toda la provincia.

Rosa, que emigró a Madrid, fue quien se encargó de tramitar el registro de la marca de la Técula Mécula en los años 80, uno de los principales logros de Casa Fuentes. Por su parte, Carmen siguió realizando sus labores de gerencia y venta al público en la tienda en Olivenza. Casada con José Rodríguez Martínez (1930-2014), fueron padres de Celestina María (1960), José Ignacio (1962), Juan Manuel (1968) y Carmen Pilar (1973). «Junto con mi tía Rosa, nuestra madre estuvo al frente del negocio hasta que falleció en 2005 y la pastelería empezamos a regentarla mis hermanos y yo», explica Celestina María quien recuerda a su madre como «una mujer buena, cristiana y muy creyente, pues siempre iba del trabajo a misa». Según apunta Carmen Fuentes sigue siendo «el alma del negocio, pues su recuerdo está aún muy presente en la tienda y entre los clientes, pues a nosotras nos siguen abriendo muchas puertas por ser hijas de quien somos».

Y es que para cualquiera que hubiera conocido a doña Carmen Fuentes es fácil recordarla detrás del mostrador, atendiendo a todo el mundo con la misma sonrisa, con el pañuelo al cuello y los labios pintados de rojo que le caracterizaban. «Hasta su marcha la vida de nuestra madre giraba en torno al negocio, era apreciada como 'la niña bonita' de la pastelería, siempre trabajando junto a nuestra tía Rosa desde muy joven», apunta Carmen Pilar quien también destaca que su madre consideraba que «el trabajo es salud» y nunca se quejaba cuando estaba enferma.

Expansión del negocio

Tras fallecer Carmen Fuentes en 2005, la pastelería pasó a manos de sus cuatro hijos; aunque José Ignacio y Juan Manuel desempeñan una labor más reservada -aunque no menos importante-, de nuevo dos mujeres, Celestina María y Carmen Pilar, hoy son las caras visibles del negocio. «La verdad es que cogimos las riendas del negocio un poco a ciegas, porque nuestra madre cayó enferma y tuvimos que ponernos al día enseguida», apunta la hermana mayor.

Casa Fuentes es desde 2014 una sociedad limitada, administrada solidariamente por ambas hermanas y en la que José Ignacio desempeña la función de apoderado. «Pese a las dificultades de la crisis económicas, estamos luchando mucho para seguir adelante, manteniendo la plantilla laboral y siguiendo el ejemplo de nuestra madre y nuestra abuela», explica Celestina María.

En abril de 2013 Casa Fuentes abrió una sucursal en pleno corazón de Badajoz, en el número 2 de la calle Santa Marina, donde despachan una sobrina Solete Rodríguez y una amiga, la cuarta generación de la familia en el negocio.

El pasado mes diciembre de 2017, tras cumplirse tres cuartos de siglo de su fundación, también abrieron nuevas instalaciones en una nave del oliventino polígono industrial de Ramapallas, donde fabricarán sus productos al por mayor, ya que Casa Fuentes son proveedores, por ejemplo, de los paradores de Extremadura desde los años 80, además de muchos restaurantes de las principales ciudades turísticas de la región. «En el obrador de toda la vida seguimos haciendo los dulces que diariamente vendemos en la tienda», aclara Carmen Pilar.

Entre el medio centenar de dulces que elaboran se ha incluido en 2017 otra novedad: 'Los Chachos'. Se trata de un aperitivo elaborado a base de chocolate y jamón ibérico ideado Alfonso Montaño y Manuel Gil, respectivamente investigador y asesor culinario -que además dirige el restaurante 'Las Barandas'- en el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (CTAEX). El Centro ha cedido la patente de este innovador producto extremeño a la pastelería Casa Fuentes, cuya producción y distribución se realizará paulatinamente. Con forma de barritas tipo chocolatinas y de bombones, pretenden llegar a todos los públicos con este aperitivo que combina lo dulce y lo salado con productos de la mejor calidad.

Casa Fuentes, por tanto, es toda una institución en Olivenza en la que ya una cuarta generación de mujeres sigue siendo su pilar fundamental, un ejemplo de 'hijas de España y nietas de Portugal'.

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