

MANUEL GARCÍA GARRIDO
Miércoles, 4 de marzo 2020, 01:32
Belén o Estefa deciden los designios del Santa Teresa, y este domingo le tocó a la oliventina, capaz de esculpir una victoria de una piedra extraviada en el área. Artesana del gol, los fabrica al por mayor con un sello propio identificable, aunque ninguno es igual al anterior. En el minuto 72, en un páramo pedregoso yermo de fútbol, se anticipó a todos para desatascar a un Santa Teresa plano, sin ideas. Fue más lista que nadie, una vez más, extrayendo petróleo de la internada de Estefa por la derecha. Sacó las costuras a una defensa que, hasta ese momento, con la segunda mitad muy avanzada, había ganado un porcentaje elevado de los duelos individuales a las delanteras locales. Hizo poesía de un verso suelto que suena a poesía para las pacenses, que recuperan el liderato tras el triunfo del Granada que las dejaba en el segundo puesto.
Belén es una ariete autónoma, asociativa, pero capacitada para ir a la guerra en solitario; talento puro, con olfato, veloz, hábil, con la portería siempre en la mira telescópica, grácil, oportunista, eficaz... El catálogo de virtudes es amplio pero, sobre todo, curra como la que más. Más allá del minuto 80, cuando el Santa edificaba una fortaleza alrededor de su valiosa ventaja, se vació en una carrera de 30 metros para rescatar un mal pase que se perdía por la línea lateral. ¿Sacrificio estéril? En absoluto. Ese esfuerzo extra, con el indicador del kilometraje echando humo, permitía a sus compañeras respirar, replegarse y ajustar posiciones.
El derbi fue lo que se esperaba: duro, intenso, con marcajes estrechos y también fricciones. Hubo deportividad dentro de la rivalidad, pero poco tardó Nayadet en dejar un recado a Ali Muñoz en un balón dividido para marcar territorio en la medular. La manchega, que volvía a Badajoz (militó en el Santa en la temporada 2017-18) apenas entró en juego, siempre vigilada, como toda la línea de tres ofensiva del Cáceres. Fue un duelo de trincheras tácticas, con mucho movimiento conservador de peones, pero escasas maniobras arriesgadas de las piezas poderosas. Los dos entrenadores sabían que quien marcara se llevaría la batalla y ambos adaptaron su libreto a las contingencias del partido.
A los cinco minutos, Belén moldeaba un balón muerto llovido en el área para zafarse de una defensora y, a la media vuelta, poner a prueba a Tatiana. En los primeros compases, poco más que llevarse a la boca, excepto un par de balones colgados al área verde y una combinación con cierta soltura entre Angie y Laura. A partir del ecuador de la primera mitad, el cuadro de Ernesto Sánchez se estiró y acogotó tímidamente al Santa en una ráfaga de acercamientos. Nerea giraba sobre una baldosa del balcón del área librándose de Marta Parralejo, pero su disparo se marchaba alto. Acto seguido probaba a Yoli con un remate tras centro de María Jesús Becerra. La delantera de Sagrajas empezaba a soltarse e imprimía una movilidad de la que también se aprovechaba Angie Castañeda para exigir a la zaga rival.
En el centro del campo se encarnizaba la lucha, sobresaliendo la figura de Marta Hernández, que imponía su ley con un trabajo ciego, pero incansable. Barrió todo lo que se aproximaba; segura, pragmática e imperial en su función de valladar. Desquició a Peyton Perea, imprecisa (como casi todo el equipo), descentrada e incómoda en el ecosistema verde. Falló entregas fáciles, corrió por momentos sin sentido y estuvo algo desubicada. No fue su día y Juan Carlos Antúnez la sustituyó al inicio del segundo tiempo.
Solo una valiente excursión al ataque de Raquel Ayuso rompió los esquemas prefijados sorprendiendo a la retaguardia cacereña, que finalmente abortó el peligro. Fue algo aislado, porque la pacense estuvo más atenta de neutralizar las acometidas de Huenteo que de aportar en otras facetas. María Neira apareció algo más en el otro flanco, pero faltó amplitud.
Tras la reanudación, un frontón. Nadie acertaba a bajar la pelota ni hilvanaba más de dos pases seguidos. La secuencia aunaba sopor con desesperación por momentos. El Cáceres salía algo más enchufado de vestuarios, pero de nuevo Belén era quien avisaba. Pase en profundidad de Blanca Moreno que acertaba a acariciar la oliventina algo escorada y su disparo lo despejaba Tatiana. Acto seguido, Nayadet botaba una falta con veneno, la meta visitante rechazaba y la centrocampista hispano-chilena empalaba alto.
El reloj corría y el 0-0 parecía clavar su bandera en El Vivero. 'No en mi casa', postuló Belén, que surgió de la nada para convertir en 1-0 una asistencia de Estefa. La capitana estuvo a medio gas, algo lenta y sin clarividencia. Hasta las grandes artistas padecen lagunas de inspiración. Físicamente tampoco se le vio fina.
Ernesto Sánchez reaccionaba dando entrada a Yerlin Rojas y en su primera acción a punto estuvo de poner las tablas. Recibía en el vértice del área y Yoli sacaba una mano prodigiosa para mandar a córner su chut bombeado. Pero el Santa no da segundas oportunidades y en la siguiente jugada establecía la sentencia. Barullo en el punto de penalti con varios intentos de cabeceos y despejes y Pinilla cuela su testarazo por la derecha de Tatiana (2-0). Y ahí agonizó el derbi, que devuelve el primer puesto a un Santa Teresa que deberá aplicarse de cara a próximos compromisos.
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