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Eduardo Sánchez Vidigal. E.S.V.
Carta a Eduardo Sánchez Vidigal

Carta a Eduardo Sánchez Vidigal

«Eduardo Sánchez Vidigal es un maestro, como cariñosamente muchos te llamamos. No sólo un maestro de la fotografía, también un maestro de la vida. Y es por eso, que nosotros, los oliventinos y oliventinas, tenemos una deuda pendiente contigo»

MARÍA NÚÑEZ RODRÍGUEZ

Olivenza

Miércoles, 28 de octubre 2020, 23:36

Querido Eduardo:

Escribirte a ti desde las páginas que me brinda el diario Hoy Olivenza, no es tarea fácil. Y no lo es porque creo que todos sentimos que tenemos una deuda pendiente contigo.

En nuestros hogares hay pedazos de ti, esparcidos con tu firma en fotografías y carretes de los 80 y 90 que llevan tu nombre; en formatos digitales de los 2000 y en recuerdos que se guardan en la retina a fuego lento desde las últimas décadas.

Las redes sociales nos permitieron, incluso, conocerte más. Nos acercabas a lugares recónditos, compartías con nosotros tus amaneceres desde cualquier punto infinito de Olivenza y sus pedanías. Nos enseñaste tantas veces la Flor de Alejandría desde la Sierra de Alor, en su máximo esplendor, y nos llevaste sin querer a tantos rincones mágicos… Nos invitaste a tus viajes detrás del objetivo de tu cámara, con el flash y el micrófono, y el gran equipo humano que durante todos estos años te ha acompañado.

¿Y ahora? Ahora nos quedará recordarte, porque, como no podía ser de otro modo, has dejado un legado repleto de magia que vamos a seguir cuidando y potenciando.

Con elegancia y estilo siempre supiste marcar tendencia. Perseguías cada rayo de luz en los amaneceres desde cualquier lugar y nos regalabas las puestas de sol más hermosas que nos brinda nuestra tierra. Y todo eso, siempre acompañado de tu genialidad, tu entusiasmo y sobre todo, tu sonrisa.

Tu legado es inmenso, ya no sólo a nivel empresarial después de 50 años de carrera profesional. A nivel histórico, cultural, patrimonial e incluso deportivo has sido capaz de capturar pequeños instantes que han aportado felicidad a nuestras vidas.

Desde los primeros días de vida de un bebé, hasta las arruguitas de nuestros abuelos. No sé con quién vamos a jugar ahora a las adivinanzas cada domingo, pero estoy segura de que tu hijo, Mario, habrá sabido aprender lo mejor de ti. Y ahí vamos a seguir nosotros.

Hoy te hemos despedido entre cariñosos aplausos en la Plaza de Santa María. Con nuestro Castillo de fondo y a las puertas del Museo Etnográfico. Y es que, no había mejor emplazamiento para decirte «hasta pronto». Porque en realidad, Eduardo, tú eres una de esas personas que permanecen siempre en las vidas de los demás, pase el tiempo que pase.

Durante todos estos años, tú has sido capaz de regalarnos tanto. Tanto como tu tiempo, tu entrega y tu energía. Siempre dispuesto a dar un paso más y sin olvidar tu compañera de vida al hombro para no dejar escapar ni un solo resquicio de luz.

Los que apenas ahora hemos cumplido 30 años, hemos crecido entregando la carta a los Reyes Magos y reviviéndolo días después por televisión. Y eso ha sido posible porque ahí, detrás de cámara, siempre estabas tú. La Televisión Local de Olivenza no podría entenderse sin ti, y me atrevo a decir, que tampoco tú sin ella.

Entre familiares y amigos, desde tus amigos de la infancia, pasando por tu etapa en el Atlético Oliventino, tus compañeros de peña de Atlético de Madrid, y toda la gente que te quiere a nivel personal y profesional, hemos coincidido en una premisa: tu carisma y esa eterna capacidad para añadir tu estilo propio como condimento perfecto para hacernos felices ha sido determinante para ser algo más que un fotógrafo en nuestra localidad.

Eduardo Sánchez Vidigal es un maestro, como cariñosamente muchos te llamamos. No sólo un maestro de la fotografía, también un maestro de la vida. Y es por eso, que nosotros, los oliventinos y oliventinas, tenemos una deuda pendiente contigo.

Que la tierra te sea leve amigo, sonríe, enfoca y dispara.

Nunca te olvidaremos.

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