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Como cada enero el Meegs destaca un juguete de su colección

Como cada enero el Meegs destaca un juguete de su colección

Se trata de una muñeca articulada que comenzó a fabricarse a finales de los años 50 y cuya producción se prolongó hasta finales de los 60, desapareciendo del mercado a principios de los 70

Martes, 7 de enero 2025, 12:00

El Consorcio Museo Etnográfico Extremeño 'González Santana' destaca por el mes de enero, como viene siendo habitual desde que se comenzó la actividad Pieza del mes, un juguete de los fondos.

En este caso, han elegido una donación reciente. Se trata de Ángela, una muñeca española, creada por Carlos Leal Bernabeu y fabricada en poliestireno por Industrias Leb, de Castalla (Alicante).

Con una altura de 28 cm., representa a una dulce niña articulada en hombros, piernas, cabeza y rodillas. El pelo, de color rubio, con flequillo, se recoge en dos trenzas con sendos lazos de color rosa. Los ojos, muy expresivos, son durmientes, de color azul y con largas pestañas negras. La boca se presenta entreabierta, lo que le aporta un aire inocente. Las manos están abiertas y los dedos tienen las uñas pintadas de rojo. En la espalda presenta un mecanismo o bocina de llanto.

Viste traje de color amarillo claro, sin mangas, abotonado detrás. Se decora en el delantero con dos tiras bordadas blancas, a lo largo, rematadas por un lazo de la misma tela. Como ropa interior, braga o pololo de color beis con puntilla en el borde. Calza zapatos blancos.

Esta muñeca tuvo un extenso y variado vestuario y muchos accesorios. Se la puede ver vestida de fallera, de monja, de colegiala, de Primera Comunión, de enfermera, de geisha, hawaiana, de Ángel, con traje de dormir, de andaluza, de marinera entre otros.

Lo que la hace diferente a las demás son sus rodillas articuladas. Según la publicidad de la época es «La única muñeca que puede arrodillarse y sentarse doblando las piernas». Se convierte en una muñeca absolutamente novedosa dentro del panorama español.

Empieza a fabricarse a finales de los años 50 y continúa hasta finales de los 60, desapareciendo del mercado a principios de los 70.

Fue donada por María Teresa Fuentes Cubero en mayo de 2024, junto a otras piezas, la mayoría juguetes que, gentilmente, quiso depositar en el Museo.

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