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Elsa Aunión y Adrián Sopa, estudiantes del CEIP 'Francisco Ortiz López' de Olivenza. CEDIDAS
Los escolares de Olivenza continúan el curso con tareas online y la incertidumbre de la evaluación final

Los escolares de Olivenza continúan el curso con tareas online y la incertidumbre de la evaluación final

HOY Olivenza entrevista a Adrián Sopa Santos y Elsa Aunión Estrada, estudiantes del CEIP 'Francisco Ortiz López', que resumen el sentir general del alumnado ante la nueva situación que están viviendo por la crisis del coronavirus

Martes, 28 de abril 2020, 17:43

Resulta extraño ver las aulas y los patios de los centros de enseñanza vacíos en pleno curso académico. Tras decretarse el pasado 14 de marzo el estado de alarma por la pandemia del coronavirus, alumnado y profesorado de colegios e institutos de toda España tuvieron que emplearse a fondo para seguir las clases utilizando la enseñanza a distancia a través de las nuevas tecnologías, en una situación de confinamiento domiciliario que no vivieron ni sus abuelos.

En Olivenza, tanto el CEIP 'Francisco Ortiz López' como las Escuelas Parroquiales del Sagrado Corazón, pasando por el IES 'Puente Ajuda', los estudiantes han tenido que demostrar si es verdad que se manejan bien en esta situación, al pertenecer a la primera generación tecnológica y digital de estudiantes.

HOY Olivenza ha entrevistado a dos alumnos del CEIP 'Francisco Ortiz López', quienes cuentan las dificultades que están encontrando en esta nueva (para ellos) modalidad de enseñanza íntegramente a distancia, así como lo que están aprendiendo de esta situación.

El alumno Adrián Sopa Santos (Olivenza 6 de mayo de 2008) asegura que no está encontrando mucha dificultades al aprender por internet. «Son temarios que hemos dado en clase», justifica, «pero sí que es verdad que es diferente hacer los deberes en clase donde tienen el apoyo de los profesores físicamente a casa», se queja Adrián.

Y es que con el nuevo método se dificulta más la evaluación continua que se venía realizando periódicamente en las clases presenciales, una incertidumbre que muestra el alumno: «Me preocupa un poco que al pasar a un curso superior no llevemos todos los conocimientos que se esperaban de este curso».

La alumna Elsa Aunión Estrada (Olivenza, 13 de octubre de 2008) también se queja de los contratiempos técnicos a la hora de acceder a los espacios digitales donde se comunican docentes y estudiantes. «Tienes que estar muy pendiente de Rayuela o de otras plataformas por las que te mandan las tareas y, a veces, si hay mucha gente conectada, no funcionan bien», asegura Elsa.

Otra cuestión que empieza a evidenciarse también en la actual situación es la denominada «brecha digital», que ante las dificultades de muchas familias para contar en sus hogares con equipos informáticos adecuados para la formación de los escolares, pone de relieve las desigualdades sociales a la hora de acceder a la educación a distancia. «En mi casa somos familia numerosa y nos tenemos que organizar bien para utilizar los ordenadores y otros dispositivos», afirma Elsa Aunión, para quien cuesta más avanzar en el temario previsto «cuando no está el profesor a tu lado».

La escuela vital

En un tiempo en que este tipo de pandemias y crisis sanitarias y sus consecuencias parecían más propias del tercer mundo, resulta revelador que los más jóvenes de sociedades avanzadas se den cuenta de la vulnerabilidad en la que se vive, al tener que conocer una situación como esta y en la que los propios menores sacan sus propias enseñanzas vitales.

Pese a que desde el pasado domingo, 26 de abril, los menores de 14 años pueden salir a la calle durante una hora, son más de cuarenta días los que han permanecido confinados en sus domicilios en pleno apogeo primaveral. «Estoy aprendiendo a quedarme todo el día encerrado en casa cuando antes era impensable porque iba todos los días a entrenar y a la calle con mis amigos», afirma Adrián Sopa, que ahora valora «muchísimo la libertad que tenía antes».

En el mismo sentido, menores como Elsa Aunión también ha valorado la gravedad de una situación como esta pandemia. «Un virus de un país lejano puede llegar a todo el mundo y hay que tomárselo en serio, porque puede ser más peligroso que otras cosas que nos dan más miedo», expresa Elsa Aunión, que también valora «lo importante que es la gente que investiga sobre estos virus», en clara alusión al sector sanitario y científico.

A la vez, cuando se vive una situación de restricción de libertad de movimientos como la de las últimas semanas, Elsa Aunión también ha aprendido «a valorar todo lo que hacía antes y a lo que no daba importancia: poder estar con mis amigos en el colegio y aprender allí, salir a hacer deporte, poder ver a mi familia...».

Los escolares oliventinos continúan haciendo sus tareas en casa, más tutelados que nunca por sus padres y profesores, y a la espera de las evaluaciones del tercer trimestre que evidenciarán si pasarán un verano tranquilo o reforzando conocimientos de cara al próximo curso.

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