Fallece Claudio Molina, quien fuera sacerdote de varias pedanías oliventinas durante un tiempo
El funeral se celebró el 1 de septiembre, en la parroquia de San Francisco de Asís, en Villanueva de la Serena localidad natal del sacerdote
El sacerdote extremeño Claudio Molina Olivares falleció este domingo, 31 de agosto, a los 68 años, víctima de un infarto. Muy querido en la comarca pacense de La Siberia, donde ejercía su ministerio desde hace dos décadas, su pérdida ha causado una profunda consternación entre feligreses y vecinos.
Molina Olivares llevaba 19 años al frente de la parroquia de Esparragosa de Lares y, durante 18 de ellos, también ejerció como administrador parroquial de Sancti Spiritus, dejando una huella imborrable en ambas localidades por su cercanía, compromiso pastoral y entrega a la comunidad.
El párroco era considerado una figura clave para la vida social y religiosa de la zona, contribuyendo al mantenimiento de las tradiciones y al acompañamiento de numerosas familias a lo largo de su trayectoria.
Llegó a la Archidiócesis Mérida-Badajoz en 1990 para desempeñar su labor pastoral como vicario parroquial de la de Santa Engracia de Badajoz y párroco de San Francisco de Olivenza y San Rafael de Olivenza, una labor que desempeñó durante seis años, según recoge en nota de prensa la Archidiócesis pacense. «En 1994 Claudio Molina se incardinó definitivamente en nuestra diócesis», añade.
En 1996 fue nombrado párroco de Higuera de Vargas y Táliga, donde estuvo 10 años, hasta que en 2006 pasó a ser párroco de Esparragosa de Lares y en 2007, administrador parroquial de Sancti Spiritus.
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