Borrar
Rufina durante la celebración en el centro residencial.
Un siglo de recuerdos unidos por el frágil hilo de la memoria

Un siglo de recuerdos unidos por el frágil hilo de la memoria

Rufina Fernández Toro, usuaria de mayor edad de la Residencia Virgen de Guadalupe y una de las cinco personas de Olivenza que supera la centena, ha celebrado esta semana su 103 cumpleaños

Eva María Nevado

Domingo, 6 de noviembre 2016, 15:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Sorprendida al recordar que «sólo» cumple 103 años, Rufina Fernández Toro ha recibido esta semana, junto a sus familiares, un homenaje muy especial en el día de su cumpleaños por parte del personal y compañeros de la Residencia de Mayores Virgen de Guadalupe, por tratarse de la usuaria de mayor edad del centro.

Sus manos, ahora marcadas por el paso de los años pero antaño hábiles en la costura y los trabajos del campo, sostenían el pasado 2 de noviembre un ramo de flores con el que fue sorprendida por una trabajadora del centro, Mari Carmen Reino, y las concejalas de Servicios Sociales, Toni Gutiérrez, y de Cultura, Alicia Cordero, nieta esta última de la homenajeada.

Como es habitual en la residencia oliventina, Rufina, una de las cinco personas de la localidad que superan los cien años, celebró su cumpleaños con una merienda en la que fue protagonista luciendo un broche con su nombre, también regalo del personal, y un centro de mesa con una cifra que recordaba una historia que comenzó en Táliga en 1913.

Nacida en esta localidad de la Comarca de Olivenza, la juventud de Rufina estuvo marcada por la Guerra Civil y el fallecimiento de un hermano que la unieron para siempre al luto. En la otra cara de la moneda su trabajo como costurera, una de las evocaciones permanentes y más claras en la ahora frágil memoria de Rufina.

Sin abandonar la pasión por el hilo y la aguja, que mantuvo hasta casi los 80 años y quiso siempre inculcar a sus hijas y nietas, aquella joven costurera dejo su profesión tras casarse con José, natural de Higuera de Vargas pero con familia en Táliga, y abandonar su localidad natal para trasladarse a Olivenza.

Amor y trabajo

Terminada la Guerra, ya en su nuevo destino ambos trabajaron siempre en una finca en la que su primera residencia fue un chozo que dio paso a una vivienda de apenas dos habitaciones. En ella criaron a dos hijas y un hijo que aprendieron a leer y escribir de la mano de una madre que fue poco tiempo al colegio pero siempre mantuvo una perfecta caligrafía.

Madre tres veces, abuela en diez ocasiones y bisabuela en 16, Rufina vivió junto a José, amante de la lectura y fiel seguidor del parte informativo, los deportes y los toros, una historia de amor cuyo origen narraron ambos en el documental de la oliventina Milagros Rodríguez, 11 mujeres, centrado en la educación sentimental de las extremeñas de la posguerra.

De la mano, como siempre se les podía ver sentados uno junto a otro en los sillones de su casa, llegaron Rufina y José hace cuatro años a la Residencia Virgen de Guadalupe, dónde él falleció en 2014 y dónde esta semana no se ha querido dejar pasar una fecha tan especial como el 103 cumpleaños de su usuaria de mayor edad.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios