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Alberto Lebrato, al piano. Portada del libro biográfico ‘Vida y Música’ (2015) de Theófilo Acedo.
«Guardo como una reliquia la partitura original del Pasodoble de Olivenza»

«Guardo como una reliquia la partitura original del Pasodoble de Olivenza»

Alberto Lebrato Ramiro, Músico e Hijo Adoptivo de Olivenza

JUAN MIGUEL MÉNDEZ PEÑA

Martes, 7 de agosto 2018, 00:04

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Cuando alguien pone pasión a lo que hace se le nota, incluso en la distancia. Tal es el caso de Alberto Lebrato Ramiro (Oliva de la Frontera, 31 de enero de 1932), quien el destino le llevó a Madrid, donde reside actualmente, pero lleva siempre a Extremadura por bandera y muy especialmente Olivenza, donde el 28 de enero de 1998 se le nombró Hijo Adoptivo, en reconocimiento a su continuada trayectoria de servicio a la cultura oliventina. Viudo de la oliventina Rosita Martínez Espadiñas, ambos fueron padres de Alberto y Rosa María, y abuelos de Nacho y Emma. Alberto Lebrato, que nos atiende por teléfono desde Estepona, donde se halla de vacaciones, afirma que la música es lo que le mantiene vivo. Y es que ocupa ya un lugar de honor, y por derecho propio, en la historia de la cultura y la música de Extremadura y el resto de España.

- ¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo era la música?

- Desde muy pequeño... Porque mi madre ya tocaba el piano y me crié en una familia de músicos. Muy joven, con 17-18 años, tenía ya mi carrera encauzada por oposiciones en el mundo de los juzgados, pues mi tío era Juez de Paz en Oliva, pero yo no me veía entre cuatro paredes toda mi vida. Desde niño tocaba el piano y tecleaba, me crié entre notas...

- ¿Qué recuerdas de tu infancia en Oliva de la Frontera?

- Mi tío Paco Ramiro era director de la Banda de Música de Oliva, donde yo tocaba el saxo y era el solista, además de tocar el piano, haciendo mis primeras pinceladitas. En el Juzgado donde yo estaba colocado al terminar el colegio, los cajones de mi mesa sólo estaban llenos de papeles de música... Mi tío se metía conmigo y me decía que lo mío era la música, y a esa edad ya hacía mis pequeñas composiciones como una plegaria a la Virgen de Gracia, como después compuse un pasodoble a Oliva de la Frontera.

- ¿Y cuándo saliste del pueblo por primera vez?

- Con apenas 18 años salí de Oliva y fui primero a Barcelona, porque tenía allí unos familiares que me acogían en su casa. Y tuve mucha suerte porque ingresé en una de las mejores orquestas de Barcelona, la 'Blue Music'; con ellos estuve bastante tiempo tocando en los mejores sitios de la ciudad, pero tuve que dejarles porque a la orquesta le salió un contrato para Japón y yo no pude acompañarles porque estaba sujeto al servicio militar, teniendo que volver a Badajoz a hacer la mili. Allí conocí a los amigos de Olivenza y a don Manuel Núñez, que daba clases de música y con el que empecé a colaborar, sacando muchísimas cosas del folklore extremeño.

- ¿Cómo fue su experiencia con un gran folklorista como don Manuel Núñez?

- Don Manuel Núñez y yo recopilamos muchísimas cosas, sacamos muchas canciones hoy muy conocidas. Los dos íbamos con el acordeón, yo iba haciendo notas y él le ponía las armonías, pues yo entonces no sabía mucho de armonía. Muchas cosas del folklore se deben a los dos. Después yo en solitario compuse canciones como el Corridiño Nuevo, para Olivenza.

- ¿Y cómo llegas a Olivenza?

- Mi época de Olivenza fue maravillosa. Antonio González 'Mantequiña', tío de mi amigo Paco González Santana, y Manuel Antúnez 'Ballina', que estaba colocado en el Ayuntamiento, me conocieron tocando en Badajoz y me animaron a ir a Olivenza; como yo estaba aún en en el servicio militar, al terminar en vez de volver a Barcelona, como era mi intención, me quedé en Olivenza, pues hice muchas amistades allí y me cogieron mucho cariño. Y allí estuve dirigiendo la Filarmónica de Olivenza casi una década. Por entonces estaba también estudiando armonía, preparándome don Ricardo Dorado Janeiro, y fui a Madrid para opositar para director de banda militar; sin embargo, entro en la orquesta 'Los Flamingos' y sigo tocando el piano y el acordeón, y allí trato con músicos y cantantes de primer nivel. Pero en Olivenza tenía ya a mi novia y futura esposa, Rosita, que ya era maestra en Cheles, y le dije que se viniera conmigo a Madrid.

- Entonces trató por aquella época con lo más granado de la cultura de Olivenza...

- Efectivamente, además de con don Manuel Núñez, traté con Pedro Pírfano, con el mercedario padre Guinzo, con las hermanas Ramallo, con 'Mantequiña' o con Teófilo Borrallo, con quien hice mucha amistad y a quien ayudé a notar el Pasodoble de Olivenza; Borrallo tocaba el piano, pero no sabía mucho de música, y la primera partitura con armonía del pasodoble la tengo yo y la conservo como una reliquia, pues en ella transcribí directamente la melodía tal y como me la cantó Teófilo. Después se han modificado muchas notas, pero la verdadera partitura la escribí yo en base a la melodía que me cantó Borrallo.

- De todos los cantantes para los que has tocado, ¿cuál ha sido el que más te marcó?

- Me di cuenta de que era más feliz tocando el piano en solitario que en las orquestas. A principios de los años 80, me contrataron en Antena 3 Radio par aun programa musical donde llegué a tocar con muchísimos cantantes que me marcaron, como Antonio Machín y su sucesor Luc Barreto, la pacense Rosa Morena, Arena Caliente... Un montón de artistas. Últimamente, colaboré con la cupletista Olga Ramos, hasta que murió, y actualmente aún toco para su hija Olga María.

- De músico a músico, ¿qué tema es el que más te gusta interpretar?

- Hay muchísimos, pero hay dos o tres temas que cuando me siento al piano no puedo evitar dejar de tocar libremente. Una es 'Alfonsina y el Mar', que una vez la toqué en Madrid en el cuplé, donde estaba de incógnito su propio autor, el pianista argentino Ariel Ramírez; y para mi sorpresa, subió al escenario para felicitarme por cómo la interpretaba. Y otra canción que me encanta es 'La Bohème', de Charles Aznavour, que le hago una interpretación personal. También estuve en Aranjuez y allí me pedían que tocara también el popular 'Concierto', que tuvo ocasión de escuchar el maestro Joaquín Rodrigo.

- ¿Cuál es o fue tu referente musical? ¿Qué músicos te marcaron?

- No olvido a mi madre, que tocaba el piano, o a mi tío Paco Ramiro, un magnífico director de música. Pero eso fue al principio, porque lo que vino después fue cosecha propia, pues me aparté del papel del protagonista. Hubo un artista que una vez me dijo que cuando ya se toca el piano bien hay que olvidarse del papel pautado y hacer lo que el corazón te dicte. Eso me lo dijo Felipe Campuzano y se me quedó grabado, pues es lo que suelo hacer cuando me siento al piano.

- ¿Sigues tocando a menudo?

- Si no fuera por la música, estaría ya muerto, te lo digo muy en serio... Porque cuando murió Rosita yo creí que no iba a vivir, pero el piano me da vida. Toco mucho en Madrid, en los hogares extremeños a los que me llaman.

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