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Francisco Vega, 'Curruquino', en su estancia e Harvard.
«Hago de embajador y de comercial de nuestra tierra allá donde voy»

«Hago de embajador y de comercial de nuestra tierra allá donde voy»

Francisco Isidoro Vega Gómez, docente e investigador de la Universidad de Extremadura

JUAN MIGUEL MÉNDEZ PEÑA

Lunes, 3 de septiembre 2018, 17:50

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Cualquier persona de Olivenza, de todas las generaciones y de cualquier condición conoce a Francisco Isidoro Vega Gómez (Olivenza, 22 de enero de 1987), al que popularmente llaman Curruquino. Hace unos meses era noticia por haber dimitido como concejal y portavoz socialista en el Ayuntamiento de Olivenza por motivos profesionales y académicos, para dedicarse a unas estancias docentes en el extranjero y poder formarse más y mejor. Pero aún fuera del país, sigue de cerca el día a día de la ciudad de Olivenza.

- ¿Qué tal se plantean los próximos meses por el extranjero?

- Con bastante ilusión. Soy una persona hiperactiva, por lo que enfrentar nuevos retos siempre es algo ilusionante. Tener que salir te aporta muchas cosas positivas, pero la más positiva de ellas es darse cuenta de aquello que en casa hacemos bien y de aquellos aspectos en los que debemos aprender de otros. Además, es cierto también que cada vez que he salido me han tratado muy bien, y eso ayuda mucho.

- ¿Cómo se ve Olivenza y Extremadura desde el otro lado del Atlántico?

- Por desgracia, directamente no se ven. No nos conocen, a pesar de que cuando les cuentas y les enseñas nuestros tesoros se quedan completamente estupefactos. Por eso es importante que se sigan desarrollando las actividades de promoción que se están llevando a cabo desde la Junta de Extremadura. De lo único que se habla en USA sobre España en estos días, desgraciadamente, es del problema catalán. Los líderes catalanes han conseguido una campaña de marketing impagable, consiguiendo tapar sus vergüenzas y recortes sociales dentro del país y haciendo que se hable sobre Cataluña en todas partes.

No obstante, hago de embajador y comercial de nuestra tierra de manera continua; me dicen en ocasiones que con exceso de celo... En mi reciente y corta estancia en USA (tendré que volver en breve, en cuanto los fondos económicos lleguen) me ha pasado algo bastante curioso, y es el hecho de que cuando fui a dar una charla a Harvard Faculty Club me presentaron en los carteles y programas como proveniente de «Olivenza (Spain)», tal cual, lo que además de hacerme sonreír, me hizo bastante ilusión.

- ¿Qué es lo que más te llama la atención de la sociedad estadounidense?

- Su mentalidad. Me sorprendió enormemente que el conductor que nos pusieron para hacerse cargo de nuestros desplazamientos (nacido en Venezuela) en la primera charla que tuvimos me hablara contra la inmigración y a favor de la no existencia del estado del bienestar en USA. Me sorprendió especialmente porque es una mentalidad extendida entre todas las capas sociales. Me han pasado anécdotas en esta línea aún más duras, que prefiero no contar; experiencias horribles contadas por quienes las han padecido. Es una mentalidad terrible, que culpa al pobre por ser pobre y justifica la riqueza sin ninguna otra valoración moral o social. Y lo peor, el pobre también se culpa a sí mismo por serlo.

En el plano positivo, me llaman la atención las instalaciones y presupuestos de sus universidades. En España tenemos los mejores equipos de fútbol del mundo, porque invertimos mucho dinero en ellos, y en Cambridge (USA) han hecho lo mismo, pero con universidades. Por eso tienen dos de las diez mejores universidades del mundo.

Dicho esto, podemos sentirnos orgullosos de nuestros científicos extremeños, porque con presupuestos ínfimos son, como mínimo, tan buenos como los que conozco de USA.

- Alguien tan polifacético y tan presente en la vida pública de la ciudad, ¿no echa de menos Olivenza?

- Siempre. Cada vez que salgo. Mi pareja dice que me lo tengo que hacer mirar, que no es normal que vayamos paseando por cualquier sitio y no pare de decirle que esto o aquello sería genial para Olivenza, o que en Extremadura somos mucho mejores o tenemos algo mucho mejor que ellos, pero que no lo vendemos igual.

Es importante salir de la zona de confort, aunque nos cueste, porque uno aprende mucho, y además cura enfermedades como el racismo, la xenofobia o el nacionalismo. Pero tan importante como salir, es volver para aplicar lo que se ha aprendido. Es de bien nacidos ser agradecidos, y por eso nuestro conocimiento debe redundar en quien nos ha financiado y ha apostado por nosotros, Extremadura y España. También es verdad que en ocasiones es demasiado difícil volver, por decisiones de políticos nacionales mediocres que recortan en I+D+i y prefieren apostar por bajar salarios como sistema de competitividad (que es más rápido y a ellos no les afecta). Tenemos un problema de cortoplacismo político. Casi nadie piensa a 20 años, porque su única aspiración es ganar dentro de 4 años para poder seguir cómodamente en su sillón. Necesitamos políticos con visión, no con sillón.

- De su breve tiempo por la política local como concejal, ¿de qué es lo que más orgulloso te sientes? ¿Alguna decepción?

- Me siento orgulloso de que mis paisanos/as sepan y reconozcan que todas las decisiones que tomé fueron siempre pensando en el bien de Olivenza, por encima de cualquier interés personal. En cuanto a lo conseguido, me alegro de haberle dado a Olivenza una estabilidad económica que no tenía, reduciendo la deuda a la mitad y habiendo incrementado los presupuestos de gastos sociales y culturales, y de la entrada (nuevamente) del ECJ en la Red de Espacios de Extremadura, así como de todas las actividades que se pusieron en marcha y que siguen en pie.

En cuanto a las decepciones, siempre hay personas y decisiones que a uno le decepcionan, pero la vida es demasiado corta y el tiempo demasiado valioso como para dedicárselo a cuestiones inútiles. Me quedo con lo bueno, que es lo único que nos llevamos de esta vida.

- En el plano económico, ¿qué has estado aprendiendo fuera que podría ser aplicable en Olivenza y el resto de Extremadura?

Bueno, de momento he pasado poco tiempo. Aún me quedan 6 meses entre USA e Italia (y seguramente otros 3 meses en Portugal), durante los que espero poder coger muchas ideas para Extremadura. Estoy especialmente interesado en conocer cómo son capaces de transferir casi todo lo que investigan en algunas de sus universidades para que sea rentable en el mercado y crear así empleo y riqueza, en la conocida como transferencia tecnológica. Por eso he elegido para mis estancias el MIT y Bolonia, porque, cada una en su nivel, hacen muy bien esta tarea. Queda feo decirlo, pero básicamente intento copiar su modelo para intentar implantarlo después en Extremadura, 'benchmarking' lo llaman los americanos.

- Como docente investigador, ¿qué destacarías y qué cambiarías de la Universidad de Extremadura con respecto a otras universidades?

- Que nos queda mucho por mejorar es algo innegable, pero no es menos cierto que tenemos grandes profesionales que nada tienen que envidiar a los de otros países. Permíteme que cite a gente que lo hace tan bien como Antonio, Mercedes, Lola, Fran, Pedro, Paco, Julián, Jesús o Francis, compañeros míos; o Paco, de biología, cuyos hallazgos no dejan de salir en los medios nacionales; o Victoria, cuyo compromiso la ha llevado a ganar la medalla de Extremadura; o gente del PAS con gran compromiso como Juan, Rosa o Isa. Podría citar a tantas personas que necesitaríamos cien entrevistas solo para citarlos (pido perdón por dejarme a tantos otros en el tintero). En serio, tenemos gente espectacular, a la que me gustaría parecerme algún día.

¿Qué necesitamos mejorar? Pues necesitamos mejorar nuestra financiación, pero también tenemos que ser capaces de tener una mayor transferenia tecnológica, una mayor adaptación de nuestros estudios al mercado, una mayor orientación hacia el alumno (para lo que serían necesarios ciertos cambios en los criterios de ANECA), unos mejores protocolos burocráticos y, por qué no, saber vender mejor lo que tenemos y hacemos, que no es poco.

- ¿Qué queda de Curruquino en el profesor Francisco Vega?

- Todo (se ríe). Sigo siendo básicamente el mismo, más experimentado, pero el mismo. Mira, Juanmi, quien no tenga claro quién es o de dónde viene, no puede tener claro a dónde va. Me siento orgulloso de ser quien soy y de la consideración que me tienen en mi pueblo, del barrio y la familia de los que vengo, y de la mayoría de las decisiones de mi vida. No entiendo a la gente que cuando tienen un cargo (en muchas ocasiones un simple carguito local, regional o nacional), cambian su forma de ser, se empiezan a creer superiores, niegan de dónde vienen o dejan de saludar a cierta gente. Es algo digno de una tesis doctoral en Psicología. El día que entendamos que estamos en este mundo de paso y que además trabajamos al servicio de los demás -especialmente desde el ámbito público y político- se nos quitarán muchas tonterías de la cabeza.

- ¿Tardarás en volver a Olivenza?

- Ahora mismo estoy en Olivenza. Aprovechando que tenía la boda de mi hermana, me he tomado unos días para estar aquí, hasta principios de septiembre, cuando espero incorporarme a la Universidad de Bolonia. Tengo allí una jefa bastante flexible, y me deja que me incorpore cuando mejor me parezca, dentro de unos plazos razonables. No obstante, por supuesto que tengo que volver a Olivenza, porque esto son solo estancias temporales. Además, intentaré pasar las mayores temporadas posibles en el pueblo; con la tecnología y los medios de transporte que tenemos hoy, no hay excusa para poder venir cada vez que se pueda y cada vez que se requieran reuniones con mi director y codirector.

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