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Mesa donada por María Teresa Plaza Núñez en 2024. CEDIDA

El Meegs homenajea la mesa camilla en la pieza del mes

El origen se sitúa en la Edad Media período en el que nace la costumbre de vestir la mesa debajo de la cual los criados colocaban infiernillos o braseros a los pies de los señores

Lunes, 3 de noviembre 2025, 13:03

El objeto que presenta el Museo Etnográfico 'González Santana' como pieza del mes de noviembre, es (según recoge la web del Meegs) de sobra conocido.

Se trata de la mesa camilla tradicional, circular y que debajo, en los días fríos, puede contener un brasero de picón, en un principio, y eléctrico, después. Por encima, se le pone una falda, más gruesa en invierno que en verano.

En pleno S. XXI, en el que muchas casas cuentan con calefacción centralizada, suelo radiante, bomba de calor o demás sistemas de calefacción, vamos a homenajear a la mesa camilla.

Desde la institución reflexionan sobre los gratos recuerdos que evoca esta pieza con preguntas como: ¿Quién no recuerda las frías y lluviosas tardes de invierno en casa de padres y abuelos con aquellas mesas, sus faldas y su brasero de picón?, ¿Quién no recuerda llegar de la calle arrecidos de frío y meterse debajo de la falda diciendo: «da vuelta al brasero», «mueve el brasero» o «echa una firmita», con la badila?, ¿Quién no ha salido corriendo hacia el patio con un tizón en la badila para evitar que la estancia se llenara de humo y empezáramos a toser?, ¿Quién no recuerda la falda con el paño o tapete de ganchillo encima?

Y es que la mesa camilla ha sido durante años el centro de reunión de hogares españoles, sobre todo en el sur y, en especial, en el medio rural. Se ha utilizado para comer, estudiar, coser, escuchar la radio, ver la televisión, etc.

Olivenza, señala la web del Meegs, aún sigue con la cultura de la mesa camilla, incluso teniendo otros sistemas de calefacción, hay quien no puede pasar sin ese calorcito en los pies, ni sin esa unión que provoca entre los integrantes de la casa. Digamos que ha sido y es una forma de abrigo familiar.

Sobre el brasero se colocaba la alambrera, artilugio de alambre que, además de evitar meter los pies en las brasas, se usaba para colocar y secar ropa. También era muy frecuente, y en la mesa que se muestra aún se puede ver, poner una cuerda alrededor para aprovechar el calorcito y secar pequeñas prendas como ropa interior o paños de cocina.

Para conocer sus orígenes hay que remontarse a la Edad Media, período en el que se puede encontrar un precedente. Los señores cambiaban de castillo o mansión y las mesas no se transportaban, sino que se improvisaban con tableros o fabricaban nuevas. Sobre ellas se colocaban telas a modo de manteles, ya que, al ser improvisadas, eran sencillas y bastas. Nace la costumbre de vestir la mesa. Estas se acercaban a las grandes chimeneas de la época, durante la época invernal, pero, con el tiempo, aparecen los infiernillos o braseros que los criados colocaban a los pies de los señores, debajo de estas mesas cubiertas, que gracias a los manteles guardaban el calor.

A la llegada del otoño, echarse sobre las piernas la falda de una mesa camilla con un brasero debajo es una sensación de alivio y recogimiento absolutamente insuperable. Disfrutémosla.

La pieza que se exhibe fue donada por María Teresa Plaza Núñez en 2024.

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