Eva María Nevado
Martes, 3 de noviembre 2015, 17:03
Historias reales que en ocasiones parecen transformarse en relatos de ficción de una época de España que «se cuenta riendo pero se vivió llorando» habitan las páginas de la obra Palabras mayores, del periodista y escritor leonés Emilio Gancedo.
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La publicación presentada ayer en la Sala de Conferencias Jose María Gaitán del Museo Etnográfico Extremeño González Santana recoge las vivencias de 25 personas de las generaciones de la guerra y la posguerra de todas las comunidades autónomas con las que Gancedo ha compartido horas de conversación y entre las que se encuentra alguien tan especial y querida para Olivenza como Fernanda Blasco Mendoza.
Las historias narradas por esta oliventina, que ayer acompañó al autor en su presentación, han dejado en Gancedo y en muchos de los lectores, como el propio autor señaló, una huella especial por la humanidad de sus vivencias, la entrega a los demás y testimonios únicos como el milagro del arroz, que ella presenció en 1949.
De las palabras de Blasco tanto el autor de la obra como el director del Museo Etnográfico Extremeño González Santana, Miguel Ángel Vallecillo, y el alcalde de Olivenza, Manuel J. González Andrade, destacaron ayer su receta para evitar desastres y miserias, basada en «educación, educación, educación», y frases lapidarias como la que asegura que «una persona con valores no se lleva a nadie por delante».
Sus vivencias comparten páginas con otras recogidas y condensadas en Palabras mayores con el fin de que la experiencia de los hombres y mujeres que vivieron en las décadas más duras de nuestra Historia reciente pueda ser aprovechada en una época de crisis como la actual.
«La creación de lazos sociales, el valor de la palabra o la cooperación» son algunas de las prácticas diluidas en una sociedad individualista como la actual y que Gancedo considera importante recuperar para sobrellevar una crisis que «nuestros mayores explican con pocas y claras palabras».
Además de las reflexiones a las que se quiere conducir con la lectura de esta obra, el autor explica que Palabras mayores es también una muestra positiva y creativa de la variedad y riqueza cultural de nuestro país, con un apartado muy especial dedicado a la gastronomía.
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La fascinación de Gancedo por las historias sobre lobos, maquis, trabajos rurales, etc que sus abuelos le contaban de pequeño, y que a él le parecían «incluso mágicas», ha llevado al autor a mostrar siempre un interés especial por lo que los mayores atesoran en su memoria.
Ese tiempo para escuchar a los mayores, que hoy parece escasear y que ha llevado al autor a detectar muchas situaciones de soledad, es algo que Gancedo reivindica para no perderse lo mucho que pueden enseñar esos hombres y mujeres que, en algunos casos, aseguran «no tener estudios pero sí educación».
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