De izquierda a derecha, Miguel A. Vallecillo, Fermín Mayorga, Elisa Barrientos y Toni Gutiérrez.

Fermín Mayorga homenajea a las mujeres republicanas en su nuevo trabajo literario

‘Esperanza y Libertad, las hijas de La Rapada’ es el título de la última obra del autor extremeño, presentada el pasado viernes en el Museo Etnográfico ‘González Santana’.

Eva María Nevado

Domingo, 24 de enero 2016, 17:31

Las represalias y la humillación pública sufrida durante la Guerra Civil y el franquismo por las mujeres republicanas activas o familiares de hombres que abrazaron esta ideología son el punto de partida de Esperanza y Libertad, las hijas de La Rapada, última obra de Fermín Mayorga.

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A través de la historia de una familia de la Raya húmeda extremeña, el autor quiere rendir homenaje a «las grandes olvidadas y sufridoras de la Guerra Civil» para que la sociedad no vuelva a caer en los enormes errores generados por «la mala educación que fraguó el machismo que hoy perdura» y que convierte a la mujer en un objeto, apuntó Mayorga durante la presentación de su nuevo libro.

La directora del Instituto de la Mujer de Extremadura, Elisa Barrientos, quien acompañó al escritor, junto al director del Museo, Miguel Ángel Vallecillo, y la concejala de Festejos y Servicios Sociales de Base, Antonia Gutiérrez Sánchez, aludió también a esa «mala educación» que lleva «a culpabilizar tradicionalmente a la mujer de todos los males» y que radica en el origen de la violencia de género, «que como a las rapadas, marca y repudia a la mujer».

Casi mil mujeres en toda Extremadura sufrieron el escarnio de ser rapadas y paseadas por las calles como forma de humillación pública, «al más puro estilo de la Inquisición», recordó Fermín Mayorga, destacado investigador de esta temática, «solo por pensar de forma diferente».

Acompañado por la proyección de imágenes en las que se mostraba a mujeres siendo rapadas y paseadas, en algunos casos en ropa interior, Mayorga fue explicando cómo se llegaba a hacerles tomar aceite de ricino para que defecaran y caminaran por las calles oliendo mal, se las llegaba a encarcelar y en algunos casos se las violaba, para que llegara a oídos de sus familiares masculinos que eran un botín «con el que podían hacer lo que quisieran».

Esos familiares habían huido a Portugal o Francia, estaban desaparecidos o fueron llevados al campo de concentración de Mauthausen, conocido como el campo de los españoles, en el que Mayorga informó de que estuvieron ocho oliventinos. Tras la liberación del campo en 1945, tres de esos oliventinos regresaron a la localidad informando a algunas mujeres de la presencia de sus maridos allí, algo que algunas desconocían.

Los datos aportados durante la presentación del libro y la historia que en él se recogen conformaron el pasado viernes un homenaje a las rapadas que se completó con un aplauso que el público dedicó en pie a estas mujeres, a petición del autor, quien anunció una futura representación teatral basada en su obra.

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