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Uno de los grupos en el taller de juegos de corro y de pasillo.

Juegos de ayer, jugadores de hoy

Niños y niñas de la localidad han participado en la mañana de hoy en una actividad intergeneracional, con los juegos tradicionales como protagonistas, organizada por Caser Residencial y la Asociación La Raíz/A Raíz.

Eva María Nevado

Sábado, 30 de enero 2016, 14:45

Las canas y arrugas que el transcurrir de los años deja en todas y cada una de las personas parecen haber dado paso hoy a los colores en las mejillas y las coletas o pelos revueltos que aquellos niños y niñas, ahora residentes de Caser, lucían antaño mientras jugaban en las calles con la imaginación por bandera.

Gracias a la actividad intergeneracional organizada por Caser Residencial y Asociación La Raíz/ A Raíz, en colaboración con el Museo Etnográfico Extremeño González Santana, los y las residentes del centro oliventino han rememorado los juegos de su niñez mostrándolos a los niños y niñas con los que han compartido la mañana.

Cora, Julia, Joaquín, Sergio o Manuel, entre otros menores, han conocido y practicado las canciones y juegos de una época en la que no todos los niños y niñas tenían acceso a un juguete y la imaginación era la clave para convertir objetos cotidianos en el más divertido entretenimiento, como ha explicado Serafina Martín, terapeuta ocupacional del centro.

Divididos en tres grupos, los menores han compartido juegos de corro y pasillo, adaptados a la situación de algunos mayores que se desplazan en silla de ruedas; el juego de la comba y los denominados juegos de brasero.

En estos últimos, alrededor de una mesa, los chicos y chicas han practicado junto a los mayores juegos de manos y cuerdas en los que también han participado Andrea Núñez y Bernardino Píriz Macías, de la Asociación A Raíz, y Manuel Isidro Guerrero, psicólogo de Caser.

En otro de los espacios de juego, Araceli Cascos, fisioterapeuta del centro, organizaba esta mañana a los mayores para que movieran la comba mientras los pequeños y pequeñas saltaban en ella al ritmo de canciones propias de la niñez de los residentes.

En un aula próxima, junto a las residentes y la fisioterapeuta del centro, familiares y voluntarias se han sumado a los niños y niñas para correr en círculo con los brazos en jarras al ritmo de canciones tradicionales, como al levantar una lancha, en uno de los denominados juegos de pasillo. Después, agarradas de la mano de las residentes en silla de ruedas se ha jugado a un corro de la patata adaptado, levantando y bajando las manos.

La mañana ha concluido con la elaboración de murales en los que los niños y niñas han plasmado las frases que los residentes les han transmitido como resultado de la jornada de juegos y la han completado con dibujos, elaborados con la colaboración de familiares, equipo técnico y voluntarias, y las huellas de sus manos junto a las de los residentes.

Esas manos de pequeños y mayores sobre el papel constituyen un símbolo de la huella que esta actividad compartida ha dejado en unos y otros, y que ya lucen en los pasillos de Caser Residencial, dónde también se podía ver esta mañana una comparativa de juguetes de antaño y actuales con objetos cedidos por el Museo Etnográfico Extremeño 'González Santana'.

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