Manuela Brioa durante la presentación previa a la proyección.

Estrenado en Olivenza el documental ‘Que ni payo ni gitano’ que recorrerá 43 países

Rodado íntegramente en la localidad, es un homenaje al cineasta y fotógrafo francés Jacques Leonard que supo reflejar la esencia del mundo gitano y quedó ligado sentimentalmente a él

Eva María Nevado

Sábado, 5 de marzo 2016, 12:26

La llegada en 2014 de la exposición fotográfica Jacques Leonard y el mundo gitano al Museo Etnográfico Extremeño González Santana, de la mano de la oliventina Manuela Brioa, sentó las bases de una relación de la familia Leonard con la localidad.

Publicidad

Ésta se ha materializado en dos galas flamencas y el documental 'Que ni payo ni gitano' que ayer se estrenó en el Convento San Juan de Dios en homenaje a un cineasta y fotógrafo que supo reflejar como nadie la esencia y tradiciones del mundo gitano, un mundo en el que era el Payo Chac.

La producción de la oliventina Manuela Brioa Cordón, realizada por Gaia Media Producciones, ha sido rodada íntegramente en Olivenza y recorrerá todos los Institutos Cervantes del mundo, llegando a más de 90 ciudades de 43 países en los cinco continentes.

Junto al documental llegará a esas ciudades el espectáculo Errantes en su destino que hoy estrena en Olivenza el bailaor Antonio Canales, acompañado por los cantaores El Pirata y Miguel de la Tolea, Manuela Brioa, Juan Parrilla a la flauta, Juanjo Tortosa al piano, Alberto Fernández al toque, Bernardo Parrilla al violín, Yelsy Heredia al contrabajo, y Juan de Juanes 'Joni' a la percusión.

Que ni payo ni gitano incluye la velada flamenca celebrada el pasado mes de agosto en Olivenza, imágenes de la ciudad y las intervenciones de Brioa, el director del Museo Etnográfico, Miguel Ángel Vallecillo; el cantaor pacense Antonio Salazar el Guadiana; la bailaora Raquel Alegría y Santi y Álex, hijos del fotógrafo; siempre con instantáneas de Leonard como telón de fondo.

A lo largo de más de una hora de proyección se da a conocer su historia personal, que comienza en París en 1909 y le lleva hasta Barcelona donde se sumerge de lleno en el mundo calé y se une sentimentalmente a Rosario Amaya, pese a la oposición de la familia del fotógrafo.

Desde ese momento se centra en la fotografía y comienza un gran trabajo de documentación gráfica sobre el mundo gitano que plasma en más de 3.000 negativos de los 18.000 que componen su fondo fotográfico, fondo que actualmente custodia el Arxiu Fotogràfic de Barcelona, institución en la que fue depositado por sus hijos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

PRIMER MES GRATIS. Accede a todo el contenido

Publicidad