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Los expedicionarios a su salida del Embarcadero de Villarreal.
Olivenza ‘atrapa’ a los expedicionarios del Guadiana

Olivenza ‘atrapa’ a los expedicionarios del Guadiana

Alejandro del Moral y Maykol García han recalado este fin de semana en la ciudad como parte del recorrido de su viaje en embarcaciones de enea

Eva María Nevado

Lunes, 9 de mayo 2016, 10:12

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Como muchas innovadoras ideas y singulares proyectos, la expedición Aborigen-Caminos del Guadiana surge de una conversación con la naturaleza como escenario y la relación del hombre con ésta como tema de reflexión.

El educador ambiental de Caminos del Guadiana, Alejandro del Moral, y el instructor de supervivencia de Aborigen, Maykol García, eran los interlocutores de aquella conversación que hoy es una realidad que les lleva a recorrer los 818 kilómetros del rio Guadiana en embarcaciones de enea con remos de madera, y que este fin de semana ha recalado en Olivenza.

El fuerte viento y las lluvias recibieron a los expedicionarios a su llegada el pasado viernes a la localidad haciendo imposible navegar, por primera vez en su recorrido, y obligándoles a aplazar su salida hasta el sábado. Pese a esta circunstancia, en la charla impartida en la Casa de la Cultura Alejandro y Maykol se mostraban encantados de disfrutar un día más de la ciudad, que aseguraron que les había sorprendido gratamente.

El patrimonio histórico y cultural de Olivenza, localidad a la que prometen regresar, especialmente el Museo Etnográfico Extremeño González Santana y elementos como la barca que se puede ver en una de sus salas, han sido para los expedicionarios uno de los grandes descubrimientos de su aventura.

La oportunidad que la ciudad les ha brindado de poder navegar por un tramo como el que une España y Portugal en el Gran Lago Alqueva ha hecho especial el paso de la expedición por Extremadura, una región donde destacan además las experiencias vividas en los embalses de Cíjara, Puerto Peña y Orellana, así como la llegada a ciudades como Badajoz y Mérida, que los expedicionarios afirman que desde el agua imponen aún más al viajero.

Hombre y naturaleza

Este proyecto de «arqueología experimental», como lo denomina Alejandro, quiere mostrar como la naturaleza ha proporcionado desde antaño al ser humano los materiales que requiere para su supervivencia y, al mismo tiempo, reflejar el estado ambiental del entorno del Guadiana, que denota como el hombre ha tratado a su proveedora.

Fabricadas con enea, planta común que crece en las orillas del citado rio y que se utiliza, por ejemplo, en los asientos de las sillas tradicionales; las embarcaciones de 2,25 metros de eslora que utilizan fueron elaboradas atendiendo a imágenes y grabados e introduciendo algunas cañas para reforzar su estructura.

Aparcada la idea de viajar en régimen de autonomía, en lo que a alimentación se refiere, y materializada una idea que también busca poner en valor el patrimonio histórico y cultural, comenzó el pasado 16 de abril en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera una aventura que, a una semana de concluir en Ayamonte (Huelva), ya ha permitido a sus protagonistas atesorar muchas anécdotas y aprender a «leer el rio con todos los sentidos», asegura Maykol.

Desde las pequeñas reparaciones con los haces de enea que llevan consigo, hasta la participación de alumnos de una pequeña escuela que se acercaron a conocerles y probar las barcas, pasando por la oportunidad de liberar junto a miembros de Acción por el Mundo Salvaje (AMUS) en Alcántara una cigüeña recuperada, las historias contadas por los mayores o las dificultades que las condiciones meteorológicas han planteado; la expedición está permitiendo a sus protagonistas rellenar día a día las páginas de una aventura que comparten allá donde van y que Air Drone View recoge en imágenes para un futuro documental.

Con muchas horas de travesía a sus espaldas, que les permiten pensar en nuevos proyectos que aún no quieren desvelar, continúa una expedición que ha comprobado la «buena, aunque mejorable» salud del río Guadiana y que ahora pone rumbo a su fase final, en la que acercándose a Ayamonte se plantean unir las embarcaciones a modo de catamarán.

De este modo buscan afrontar mejor la influencia que las corrientes marítimas tienen en el último tramo del recorrido del Guadiana hacia su desembocadura. Allí concluirá una aventura que dejará en la memoria de sus protagonistas una huella especial y en sus jardines unas barcas en las que germinará de nuevo esa naturaleza que Alejandro del Moral y Maykol García buscan preservar y poner en valor.

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