Relevo generacional para una tradición netamente oliventina

De la mano de personas con más de quince años de experiencia en la elaboración de las Muñecas de San Juan una decena de niños y niñas conocieron ayer a fondo el proceso de creación de los peleles que cada año por estas fechas llenan las calles de Olivenza.

Aunque algunos de los menores que participaban ya habían tenido ocasión de ver este proceso en las asociaciones a las que algunos pertenecen, otros era la primera vez que veían elaboran una de las muñecas.

María Luis y Chentu, de la Asociación de Mujeres de Olivenza (AMO), acompañaron ayer a la gestora cultural, Emilia Alburquerque, en un taller en el que las primeras mostraron de forma práctica y como a partir de tubos de cartón, telas, pelucas y rellenos de diversos tipos se elaboran los peleles, y la segunda trabajó con ellos el origen de la fiesta oliventina.

Niños y niñas colaboraron en la elaboración de una muñeca mientras escuchaban a las mujeres de AMO contar como se lleva a cabo el proceso y recordar como tradicionalmente los peleles se exponían y quemaban en la misma noche del 23 de junio y no como ahora en distintas fechas.

Juan Francisco Piquer, ex componente del Grupo de Coros y Danzas La Encina, colaboró también enseñando algunos de los pasos de La Uva, uno de los bailes que no falta en la Noche de San Juan oliventina, alrededor de la hoguera en la que arden los peleles.

El taller concluyó con la lectura del origen de esta tradición cuando las jóvenes se reunían en la capilla de la Quinta de San Juan para pedir novio al santo y las parejas que se iban a casar en ese año. Reunidos en la explanada de la finca las parejas quemaban en una gran hoguera muñecos de trapo elaborados por ellos mismos y que eran representación del inicio de una nueva vida.