Casi medio millar de caminantes viven la mágica experiencia de Zoltan
La ruta organizada por el Club Senderista Prisiñas guio el pasado sábado a sus participantes hasta un lugar oculto en la Sierra de Alor que sólo los soñadores pueden conocer
Eva María Nevado
Martes, 26 de julio 2016, 17:46
En lo profundo de la Sierra de Alor, en una noche llena de estrellas y a través de un camino plagado de enjambres luminosos, flores de luz y luciérnagas que allí habitan, Zoltán y sus guardianas recibieron el pasado sábado la visita de casi 500 personas, de diversa procedencia, que llegaron hasta ellos guiadas por el Club Senderista Prisiñas y 11 mágicos seres femeninos.
Cuenta la leyenda del Universo Prisiñas que hace muchos años un hombre decidió plantar una semilla con la esperanza de que brotase, pensando que aquella sería su más preciada herencia; algo que perdurase por siempre en el tiempo.
La semilla brotó y el hombre la regó con cuidado y amor observando como al mismo tiempo diez pequeñas plantas de diversos colores comenzaron a crecer rodeándolo, como si fueran sus fieles guardianas en un círculo casi impenetrable. El hombre se sentaba bajo su sombra, le hablaba y, a veces, incluso le parecía que se giraba para escucharlo. Decidió entonces ponerle un nombre a aquel pequeño árbol; lo llamaría Zoltan.
Continúa la leyenda narrando que años después descendientes de aquel hombre encontraron un mapa que les llevó hasta el lugar en el que hallaron aquellas maravillas de las que su antepasado hablaba y que Prisiñas ha querido también mostrar en una nueva ruta nocturna que no dejó indiferente a ninguno de sus participantes.
Un recorrido de 15 kilómetros, mitad de ida y la otra mitad de vuelta, que comenzó en el Camping de Olivenza fue introduciendo a los participantes en el entorno de la Sierra de Alor hasta llegar a un lugar desconocido en el que once mágicos seres femeninos, con muy variadas personalidades, acompañaban a los visitantes en grupos de 40 personas.
Junto a ellos y traspasada una puerta muy especial que terminado el sueño no se podrá ver de nuevo, los caminantes llegaron hasta un lugar en el que un ser arbolado de enormes dimensiones -16 metros cuadrados por tres metros de alto- despertó mostrando las luces verdes de sus ojos y moviendo sus extremidades y cabeza. Él era Zoltan.
Con enorme sorpresa para los mayores y algún susto entre los más pequeños, Zoltan comenzó a explicar a los caminantes el origen de su existencia, lo privilegiado que se siente de vivir en la Sierra de Alor, aunque sus compañeros no sean muy conversadores, aseguró, y cómo desea continuar en un espacio como este que todos, y no solo sus guardianas deben cuidar.
Zoltan despidió a cada grupo recordándole una enseñanza que los años y el otoño le han otorgado y es que aunque las hojas caigan siempre otras nuevas llegaran.
Vivida la experiencia mágica y única de conocer a quienes habitan en la Sierra de Alor pero cuyos nombres y descripciones no aparecen en los paneles informativos que el caminante encuentra cuando la visita, los grupos llegaron a otro espacio para el disfrute, en este caso culinario.
Una cena fría, en forma de buffet libre, esperaba a los sorprendidos caminantes que eligieron con qué alimentos degustar una cena en pleno campo en una muy calurosa y mágica noche.
La fabulosa respuesta obtenida una vez más por una convocatoria de Prisiñas es para el club oliventino una de sus máximas satisfacciones, como señala su presidente Francisco Jose Núñez González, quien agradece a todas las personas que han trabajado activamente, o colaborando de algún modo, para hacer realidad un nuevo sueño del que organizadores y participantes despiertan ahora a la espera de otra mágica propuesta del Club Senderista Prisiñas.
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