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Juego desarrollado en el patio de las instalaciones de Caser Residencial.
Pequeños y mayores comparten juegos de agua en una refrescante actividad intergeneracional

Pequeños y mayores comparten juegos de agua en una refrescante actividad intergeneracional

Menores del campamento de verano de Cruz Roja y mayores de Caser Residencial disfrutaron ayer de una convivencia en torno a divertidos juegos de agua

Eva María Nevado

Viernes, 12 de agosto 2016, 08:55

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El mejor remedio para combatir las altas temperaturas es, sin duda, el agua y si además es utilizada como herramienta para unir a distintas generaciones a través de divertidos y refrescantes juegos sus beneficios se multiplican.

Así se puso de manifiesto ayer durante una actividad intergeneracional desarrollada en las instalaciones de Caser Residencial Olivenza con la presencia de los chicos y chicas que se encuentran participando en el campamento de verano de Cruz Roja en la ciudad.

Un grupo de hombres y mujeres residentes y 16 de los 20 menores del citado campamento, que actualmente se desarrolla entre la piscina municipal y la sede de la Asamblea Local de Cruz Roja, disfrutaron durante la mañana de juegos realizados con el agua como elemento central, de la mano de Serafina y Mar, terapeuta ocupacional y fisioterapeuta de Caser, respectivamente.

Divididos en grupos de ocho personas, mientras unos niños y niñas jugaban en la terraza del centro residencial junto a los mayores otros lo hacían en el gimnasio con otros residentes. Los grupos fueron rotando para que todos pudieran participar de un juego que en la terraza consistía en que los mayores lanzaran globos de agua a los pies de los menores que caminaban con una taza llena de una cantidad de agua que no podían derramar.

Mientras, en el gimnasio se desarrollaba un juego cuya dinámica se centraba en que dos equipos compuestos por mayores y niños, tras presentarse a todos, hicieran llegar el agua de la taza de la primera persona de la fila, volcándola en la del compañero, hasta una botella que José y Arturo, residentes de Caser, vaciaban en una botella.

Esta actividad intergeneracional, que concluyó con refrescos y helados para los visitantes, permitió a los mayores disfrutar de la alegría que los menores llevan allá donde vayan y a los más pequeños aprender a valorar y compartir la compañía de los mayores.

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