
Eva María Nevado
Viernes, 23 de septiembre 2016, 11:13
Situar a Hamlet en la Barcelona de los años 90 en la que la disforia de género (discrepancia entre identidad de género y sexo biológico) era aún considerada una patología no es un error de documentación sino el punto de partida de la obra teatral Llámame Ofelia, que el intérprete, autor y director Javier Reche Garay llevará hoy a escena, a las 22 horas, en la capilla del Convento San Juan de Dios.
Esta obra, que se estrenó en el Atelier que Reche y el artista plástico Augusto Andrade tienen en Olivenza, regresa, a petición de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento oliventino, con motivo de la conmemoración, hoy 23 de septiembre, del Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, tras haber pasado por escenarios de Badajoz, Cáceres y Madrid, ciudad esta última a la que volverá en el mes de noviembre.
Rompiendo de nuevo la cuarta pared que saca al actor de su zona de confort para llevarlo a interactuar con el público, como es habitual en las obras de Reche, Llámame Ofelia cuenta la historia de un personaje cuya vida está marcada por el Hamlet shakesperiano con el que su madre tenía auténtica obsesión.
Bautizado como Hamlet, pero sintiéndose Ofelia, este personaje será protagonista de una trama que comienza en la Barcelona de los años 90 y se extiende hasta 2012 en un recorrido que mostrará una evolución vital que se convierte en una auténtica réplica de la historia que Shakespeare escribiera en el siglo XVII.
Esta representación, a la que el público deberá acudir con linterna (física o del móvil), no es nunca igual ya que, como explica su autor, la interactividad del público marca la evolución de la obra protagonizada por un personaje «que prefiere que se le tema a que se le tenga pena».
Para Reche no se trata de una víctima sino de una persona convertida en auténtica heroína que decide revelarse contra todo y a través de cuya historia, el autor e intérprete busca invitar al espectador a no juzgar,desmitificar y «eliminar la costumbre de etiquetar a las personas».
Pese a la catalogación en materia sexual que existía en los 90, momento en el que se ambientan los primeros minutos de Llámame Ofelia, Reche considera que había más tolerancia y una vez catalogada la persona no se la atacaba.
Ahora, señala, «la crisis parece habernos vuelto más conservadores y hay un retroceso en ese sentido» que llega incluso al ataque al que es diferente, con especial gravedad entre los más jóvenes.
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