Emotividad y recuerdos en el Concierto de Santa Cecilia

La Filarmónica de Olivenza ofreció el pasado sábado su tradicional concierto de Santa Cecilia, cargado en esta ocasión de emotivos momentos para quienes llegan a la centenaria banda, para quien volvió a coger la batuta y para su actual presidente, Joaquín Carballo Rodríguez, que cumple 25 años en la agrupación.

Con la bienvenida a los nuevos clarinetes, Lucía Hernández García-Bernalt, Inmaculada Perera Ramos y Ángela Montero Martínez y al tuba Miguel Serrano Portero, así como a Joaquín Rodríguez González, trompeta que regresa a la banda, dio comienzo un concierto en el que se estrenó la creación Wessex, del actual director de La Filarmónica, Salvador Rojo-Gamón.

Disculpando su «atrevimiento» de crear una pieza musical y agradecido por la oportunidad de darlo a conocer, el director explicó que se trata de un trabajo basado en la primera de las novelas de las historias anglosajonas del británico Bernard Cornwell, El último reino, en la Inglaterra anglosajona del siglo IX.

Cerró la primera parte del concierto esta interpretación, que trasladó al público a la calma previa a la guerra, la agresividad de los guerreros de la época o la muerte de uno de los personajes de la historia. Tras escuchar la nueva pieza, el pasodoble Tota una vida, de Juan Carlos Alós, y la banda sonora de James Newton para la película King Kong llegó un especial descanso.

Durante este intermedio se procedió a nombrar socio de honor a Alberto Lebrato Ramiro, músico natural de Oliva de la Frontera que entre 1955 y 1962 ostentó el cargo de director de La Filarmónica de Olivenza. Emocionado y dirigiendo su primer aplauso a la banda, Lebrato recibió una placa conmemorativa de esta fecha antes de recordar su época en la misma.

Con muchos recuerdos agolpándose en su memoria, como él mismo aseguró, Lebrato rememoró cómo a su llegada la banda se encontraba en una difícil época en la que había estado a punto de desaparecer y cómo le sorprendía que cada una de las personas con las que trabajaba se convertía en excelente profesional de la música, algo que uno de los violines de aquella época achacaba bromeando «al agua de la Fuente de la Cuerna».

Orgulloso de ver en lo que hoy se ha convertido La Filarmónica, Lebrato tuvo la oportunidad de volver a dirigir a La Filarmónica en la interpretación del Pasodoble de Olivenza, gracias al ofrecimiento de Salvador Rojo-Gamón. Con esta se cerró una segunda parte en la que se escuchó también una selección del Ballet de Coppelia, de Leo Delibes, y la Obertura de la Ópera El barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini.

Antes de concluir, Joaquín Carballo Rodríguez, actual presidente de La Filarmónica, hablaba del cambio de directiva y agradecía el trabajo realizado por los músicos, así como el importante apoyo de familiares y Ayuntamiento de Olivenza cuando fue sorprendido minutos después con una placa conmemorativa por sus 25 años en la banda, que recibió con lágrimas en los ojos.

La velada se cerró al ritmo de Arabesque, de Samuel R. Hazo, y con el público en pie para despedir a la decana de las bandas de música extremeñas y una de las más antiguas de España.