David Casado Vidigal (Olivenza, 6 de octubre de 1988) está a punto de sacar de la imprenta su nueva obra literaria, 'Quimera a las 6.23', editada por Ediciones Cucaracha, siguiendo la estela iniciada en 2015, on su primera obra literaria, un poemario sencillo titulado 'Mayéutica improvisada'.
Este diplomado y maestro en Educación Física y con estudios en Pedagogía, también ha cursado estudios en Dirección de Escena y Dramaturgia, en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Extremadura. Su carácter inquieto, atrevido y curioso le llevó en los últimos años a cultivar una faceta literaria sin duda motivada por estar rodeado continuamente entre libros y lecturas dentro del núcleo familiar, ya que según apunta sus padres y su hermano «devoran libros», algo que para él es un «influjo bastante positivo» cuando se adentró en una nueva etapa en Madrid sobre 2014. «Ya había visto cómo se hacía, ahora sólo tenía que escoger libros y leer mucho; lo de escribir vino de la mano, como desahogo y entretenimiento», afirma Casado a HOY Olivenza.
De su primer poemario, 'Mayéutica improvisada', le marcó ver que a los lectores se sintieron reflejados. Detrás vino otro poemario, 'Expeciales', que aunque nunca llegó a ver la luz, está acabado y tiene previsto publicarlo también, y donde destaca que volvieron a colaborar muchas personas. En estos inicios, en los que también dio un giro tanto de género como de estilo, también logró adquirir una madurez como escribir bastante notable.
David Casado destaca como sus fuentes de inspiración literaria el cine y la ciudad de Madrid, «ambas apoyadas en la capacidad de observación constante, pues para lo que para otra persona suele ser un acto de lo más cotidiano, para mí es el escenario perfecto, la trama perfecta o el conflicto necesario para empezar a escribir».
De su nueva creación literaria, 'Quimera a las 6.23' el autor destaca, en primer lugar, el proceso de creación, ya que para escribir una novela requiere tiempo, «porque escribir no es sentarse delante del ordenador y empezar a teclear sobre una historia que yace en la cabeza, dándole forma sin más». En este sentido, para David Casado «escribir requiere sentir lo que se está escribiendo y dejarse llevar por una historia que se vuelve timón en una deriva de la que ya no hay salida alguna».
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De este modo, lo que en un principio empezó con un objetivo de no más de treinta y cinco mil palabras, se duplicó, «pues las ideas se multiplicaban a la hora que el protagonista iba haciéndose dueño de la situación». Como anécdota, el autor apunta que al llegar el estado de alarma y el confinamiento el pasado mes de marzo, al disponer de más tiempo y motivación, logró culminar la obra en dos meses.
En segundo lugar, dentro de la obra en sí Casado destaca su carácter «polimorfo», al tener dentro de sus páginas varios estilos literarios que se aúnan para dar fuerza a la historia: Prosa literaria plenamente descriptiva; teatro circunstancial donde el protagonista lo utiliza para reflejar sus estados de ánimos; y por último, reflexiones filosóficas sobre corrientes tan conocidas como el existencialismo y algunas sociológicas como 'La espiral del silencio' de Noelle Neumann o 'La Ventana' de Overton. Todo ello con continuas referencias a grandes obras literarias así como a autores que de una manera u otra, han marcado la esencia de la novela.
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Por último, de la novela también destaca «el ritmo in crescendo de la trama, donde el inicio suave se va transformando en una vertiginosa y constante dicotomía, dando una vuelta lo bastante notoria a partir de las cien primeras páginas», adelanta Casado, que asegura que la obra cuenta con un final que no dejará indiferente a ningún lector.
Casado Vidigal, que se dedica profesionalmente al sector de la coordinación de actividades de ocio y tiempo libre, actualmente desarrolla su trabajo en el norte de Extremadura, en la comarca de La Vera, a través de la empresa madrileña Centro de Actividades Vera, S.L. En su nueva aventura literaria han sido parte fundamental su padre, Félix, y su hermano Samuel, quienes en forma de prólogo y epílogo, «sellan el proyecto con mucha ilusión».
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Aunque también destaca como su colaboración principal y más importante la de Ediciones Cucaracha, ya que aunque se trata de una autopublicación, 'Quimera a las 6.23' ha sido posible por «una actitud de sinergia y colaboración entre ambas partes, quedando, como vulgarmente se dice, todo en el pueblo y entre buenos amigos».
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